Al igual que los innumerables enfoques que están adoptando los Gobiernos para hacer frente a la crisis del coronavirus, la forma en que los principales bancos del mundo están calculando sus posibles pérdidas también difiere ampliamente, con resultados desconcertantes para los inversionistas.

Estas discrepancias tienen su origen en la interpretación de las nuevas normas de contabilidad denominadas NIIF 9 (o IFRS 9, por sus siglas en inglés), que han sido diseñadas para promover la transparencia y la estabilidad haciendo que los bancos contabilicen antes las pérdidas por los préstamos morosos.

Sin embargo, en lugar de resolver los problemas observados durante la crisis financiera de 2008-2009, cuando los mercados se vieron sorprendidos por un repentino deterioro de la salud de los balances bancarios, la NIIF 9 está confundiendo a los mismos inversionistas a los que se supone que debe ayudar.

Si bien la normativa tiene por objeto ofrecer una imagen más realista y oportuna de las exposiciones de los bancos, algunos consideran que su aplicación es más un arte que una ciencia. Los críticos van más allá; se quejan de que el sistema es complejo, opaco y expuesto a abusos.

“Es una burla a los informes financieros que los bancos puedan presentar mejores cifras simplemente asumiendo una perspectiva más benigna – ya sea intencionalmente o no”, dijo Ed Firth, analista bancario de KBW.

Un análisis de Reuters de las presentaciones regulatorias del primer trimestre destaca el grado en que los bancos están basando sus estimaciones de cómo aumentarán los préstamos incobrables en distintas previsiones económicas.

Por ejemplo, Barclays se basó en una caída del 8% en el PIB del Reino Unido y una tasa del desempleo del 6.7% como escenario de referencia para 2020, mientras que su competidor británico Lloyds Banking Group utilizó una contracción del 5% en el PIB y un 5.9% de desempleo.

Barclays realizó unas provisiones contra el deterioro de los créditos mayor de lo previsto, de 2,120 millones de libras (2,630 millones de dólares), mientras que Lloyds reservó 1,400 millones de libras. Las divergencias en los pronósticos económicos no explican toda esa variación, pero hacen que sea más difícil para los inversionistas entender los modelos de los bancos.

El presidente ejecutivo de Lloyds, Antonio Horta-Osorio, dijo la semana pasada que aunque la previsión de su banco para 2020 era comparativamente menos pesimista, su predicción de un crecimiento del 3% en 2021 era más realista.

“Asumimos una prudente recuperación en el segundo año de solo un 3%, por lo que nuestro impacto combinado en los dos años es un PIB negativo del 2%”, dijo Horta-Osorio.

Barclays, que prevé un crecimiento del PIB del 6.3% en 2021, dijo que su pronóstico “refleja las previsiones económicas más recientes disponibles en el mercado, combinadas con supuestos internos”.

Filippo Alloatti, analista de Federated Hermes, dice que no tiene claro si la NIIF 9 es una ayuda o un obstáculo para los inversionistas bancarios.

“Sabíamos que la NIIF 9 no había sido probada en un entorno de recesión. Se complica cuando los bancos están usando un ‘cóctel de escenarios’ y no revelan la ponderación relativa de cada escenario”, dijo.

Riesgos de cartera

Dado que los bancos no están obligados a proporcionar todos los detalles de sus modelos en el primer trimestre y que hay poca claridad sobre cuándo y cómo se suavizarán las medidas de confinamiento, mucho depende de cómo prefieran aplicar la dirección las previsiones de los economistas a sus propias cifras.

Esto les permite tener en cuenta el impacto de las medidas que no están dentro de los modelos normales del PIB, incluida la duración de los confinamientos, los ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) para proteger los ingresos y los avales crediticios.

“La IFRS 9 requiere que la dirección haga sus mejores estimaciones, y si los modelos no captan eso se pueden utilizar otras técnicas, pero no es una ciencia exacta”, dice Karim Haji, jefe de servicios financieros del Reino Unido en KPMG.

El Deutsche Bank, que hizo una provisión de 500 millones de euros para probables pérdidas crediticias, basó su cálculo en una caída del 6.9% del PIB de la zona euro, mientras que el italiano UniCredit hizo una provisión de 900 millones de euros basada en una caída del 13% del PIB.

James von Moltke, jefe de finanzas del banco más grande de Alemania, dijo la semana pasada que compartía las preocupaciones de los analistas sobre la comparabilidad de las provisiones y que había hablado del tema con los reguladores.

Sin embargo, Von Moltke señaló que las nuevas normas de contabilidad y los cambios en la metodología no socavan la capacidad de evaluar si cada banco ha realizado las provisiones adecuadas.

“Hay que empezar por comparar cada banco en función de los riesgos de cartera que tiene”, dijo Von Moltke, quien señala que la cartera de préstamos sin aval del Deutsche Bank es mucho más pequeña.

“Es totalmente natural que esperes diferencias significativas en el nivel total de provisiones que tomaríamos en relación con algunos de nuestros competidores”, añadió.

UniCredit dijo que su provisión para pérdidas de préstamos reflejaba las suposiciones macroeconómicas internas sobre el impacto del coronavirus, teniendo en cuenta las medidas de contención de los Gobiernos y del BCE.

Arte y ciencia

Los bancos de Estados Unidos, que publicaron a principios de abril sus resultados, presentaron en general un cuadro más pesimista y conservador de las consecuencias de la pandemia de coronavirus, según los analistas.

Bank of America, JPMorgan Chase, Citigroup y Wells Fargo reservaron un total de 14,200 millones de dólares en provisiones para morosidad.

Esto se debe en parte a que los bancos de Estados Unidos utilizan una norma que les exige contabilizar las pérdidas esperadas de un préstamo a lo largo de su duración, mientras que la NIIF 9, que se utiliza en Europa, reconoce diferentes “etapas” de los préstamos con problemas.

El mayor banco de Europa por activos, HSBC, conmocionó a los mercados con su estimación de provisiones de 7,000 a 11,000 millones de dólares para 2020, mientras que Standard Chartered, un competidor centrado en Asia, provisionó 956 millones de dólares para el trimestre.

El director financiero Ewen Stevenson dijo que las provisiones de HSBC eran “parte arte, parte ciencia”, ya que los banqueros se enfrentaron a la imposible tarea de predecir en los modelos cómo de grave será la desaceleración de la pandemia.

“Yo no intentaría decir, ‘Mira, aquí hay un pronóstico del PIB, un perfil de recuperación del PIB; y eso te lleva a X’, creo que es demasiado simplista”, añadió Stevenson.

Banqueros consultados dicen que la NIIF 9 puede exacerbar las crisis al tener un efecto ‘procíclico’ en el que el reconocimiento de las pérdidas anteriores pinta un cuadro más oscuro, lo que lleva a un empeoramiento de la confianza económica.

Los reguladores han tratado de aclarar cómo deben informar los bancos sobre las primeras señales de angustia por el coronavirus entre los prestatarios, ante el temor a que la NIIF 9 pueda perjudicar a los mercados si se maneja mal.

Sin embargo, algunos dicen que esto ha aumentado la confusión.

“Los reguladores y la Comisión Europea han hecho grandes esfuerzos para exigir a los bancos que no se exceden al tomar precauciones demasiado rápido en la gestión del virus”, dijo Alloatti.

“Lo último que quieren es que los bancos dejen de refinanciar la economía y perjudiquen de esta forma el mecanismo de transmisión (de las medidas de ayuda del BCE)”.