La incertidumbre generada por la pandemia de COVID-19 ha llevado a los mexicanos a demandar más efectivo, lo que sumado a la depreciación del peso ha provocado un aumento en la base monetaria del país, es decir, Banco de México, ha tenido que imprimir más dinero.

Al cierre de la semana pasada sumó 1.809 billones de pesos, lo que representó un alza de 16% anual. La base monetaria está formada por los billetes y monedas en circulación y por el saldo neto total de las cuentas corrientes que las instituciones de crédito mantienen en el banco central.

Desde finales de marzo ha presentado alzas semanales de dos dígitos.

El incremento obedece principalmente a dos cosas, la demanda del público por efectivo en parte debido a las medidas sanitarias a causa del COVID-19, y a la revaluación de las reservas internacionales en pesos mexicanos.

Uno de los factores detrás de la base monetaria son las reservas internacionales, que han tenido una revaluación muy importante en los primeros cuatro meses del año, no porque se hayan acumulado más, sino porque al valorarlas en términos de pesos, por la depreciación cambiaria su monto ha aumentado

dijo Alfredo Coutiño, director general de Moody’s Analytics para América Latina.

Mientras que, la paralización de la economía que se ha implementado para reducir el ritmo de contagios del COVID-19 ha hecho que, tanto usuarios individuales como las empresas demanden más efectivo.

Esto porque, ante la incertidumbre por la pérdida del empleo o la quiebra, en el caso de una empresa, deciden optar por contar con más liquidez.

La gente empieza a demandar más dinero en efectivo porque es la forma más fácil de resolver cualquier problema. Es una decisión de racionar, de guardar en stock o hacerse de efectivo ante cualquier contingencia

dijo Iván Franco, director de la consultoría Triplethree International. 

Comentó que, no obstante, el efecto de dinero en manos de público es pequeño y alcanzó su pico de demanda el 27 de marzo.

Las reservas internacionales en tanto, sumaron 4.419 billones de pesos al 8 de mayo, mientras que el crédito interno neto se ubicó en terreno negativo, en -2.610 billones de pesos, con este último elemento Banxico ha mantenido el control del crecimiento de la base monetaria.

“Banxico ha esterilizado gran parte de esa emisión de dinero, la contraparte de esa emisión por reservas, es el crédito interno neto que le otorga tanto al gobierno como al sistema bancario, y ese se ha restringido, es negativo, lo que quiere decir que, en lugar de prestarle al sistema bancario y al gobierno, Banxico ha retirado ese dinero de la circulación y le ha permitido mantener el crecimiento de la base monetaria”, dijo Coutiño.

En el mediano plazo, la demanda por dinero podría mantenerse presionada de cara al desconfinamiento de la economía

Coutiño estima que, con la reapertura de la economía, las empresas van a requerir de efectivo, así como los trabajadores que recuperen su fuente de ingresos. A lo que se le suman las transferencias monetarias del gobierno federal para sectores vulnerables y los créditos que otorgará a algunas empresas y personas físicas.

“La diferencia está en que ese repunte de la demanda agregada va a venir acompañado por un alza de la oferta de la producción de bienes y servicios de la economía (…) Creo que la oferta va a empezar a aumentar de manera lenta mientras que la demanda se mantiene relativamente por encima de la oferta, por eso considero que sí va a haber presiones para la inflación”, dijo Coutiño quien espera que la inflación general se acelere a 3% para finales de año.

Iván Franco estima que en el corto plazo la demanda por dinero se contraerá como reflejo de la recesión que vivirá la economía y la pérdida de empleo que esto conlleva.

“Conforme vayan abriendo sectores, industria y comercio minorista se va a ir recuperando, pero van a ser gradual, no de golpe y no van a estar enfocados en recuperar lo perdido, sino simplemente en recuperarse, en volver a andar y eso en términos de demanda de efectivo no va a ser sostenible”, comentó Franco.