La carga tributaria que Petróleos Mexicanos (Pemex) paga a través del Derecho por Utilidad Compartida (DUC) fue reducida a 58%, desde 65%, lo que otorgará a la empresa mexicana un estímulo por 65 mil millones de pesos, según se publicó hoy en el Diario Oficial de la Federación. Sin embargo, este impulso no será suficiente si la petrolera no impulsa la eficiencia de sus procesos así como la disminución de su producción más costosa.

“Todo tiene que ver con restarle la carga fiscal a Pemex, quitarle algunas de sus responsabilidades. Quieren disminuir los costos sin hacerse más eficientes. En vez de hacer lo que hace una empresa en una restructuración, es el gobierno quien le da espacio para respirar, pero también es el gobierno el que se sacrifica. La solución no es A, B, C o D, sino todas las anteriores”, explicó Adrián Calcaneo, director de midstream y líquido de IHS Markit.

Parte de la razón por la que la actual administración se ha enfocado en disminuir la carga tributaria y no en una reestructuración de la empresa podría atribuirse a que estos procesos no son inmediatos y su impacto puede no resultar evidente al corto plazo. Sin embargo, Calcaneo destacó que tampoco se han hecho declaraciones con respecto a un posible ajuste integral de Pemex, por lo que no hay una estrategia conjunta.

El riesgo es que el cambio es tardío en comparación con otras empresas del sector, que han decidido diversificar sus áreas de negocio pensando en la continua caída en la demanda de petrolíferos.

Para Calcaneo, los farmouts serían una solución parcial a los problemas de la empresa dirigida por Octavio Romero, pero “como ya se tardaron en hacerlo, las condiciones son complicadas y se tendrán que adaptar a este impacto. Si haces un farmout ahorita tienes que dar unas condiciones históricamente favorables para cualquiera que quiera venir a invertir”.

El apoyo económico de la administración también golpea las finanzas públicas y destina recursos a una compañía enormemente endeudada y que tiene una historia reciente de mala administración.

“Si Pemex sigue gastando igualito, sin hacer ningún ajuste y con fondos federales, eventualmente va a impactar el presupuesto. La economía se está despedazando y los ingresos fiscales van a bajar sí o sí. El gobierno se va a ir quedando sin dinero y Pemex cada vez va a necesitar más. Lo que sigue no puede ser pedir deuda y prestársela a Pemex para que siga gastando igual con un petróleo que vale menos”, destacó Rosanety Barrios, analista energética.

Barrios advirtió también que, después del periodo de aislamiento mundial, la industria tenderá a tomar decisiones para alejarnos de la volatilidad de los precios del petróleo, lo que provocará que los hidrocarburos necesariamente valgan menos. En este escenario, las únicas empresas que serán capaces de sobrevivir serán aquellas que consigan la máxima eficiencia posible.