A partir del primer día de 2021 entró en vigor el decreto firmado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para prohibir el glifosato, que ordena “sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia” y de los agroquímicos.

Asimismo, establece una eliminación gradual de las importaciones de maíz transgénico para 2024.

Cristian García de Paz, director ejecutivo de Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT) consideró la medida como un grave retroceso para el campo nacional y una traición para los agricultores mexicanos por parte del gobierno federal.

“La publicación del decreto es una afrenta directa, abierta y ventajosa, afectando a todo el campo mexicano y poniendo en riesgo la estabilidad de precios y la disponibilidad de alimentos estratégicos como el maíz”, expresó a través de un comunicado de prensa.

El directivo aseguró que la prohibición del herbicida, impulsada por funcionarios federales de Semarnat, Conacyt y Conamer, colocan las siembras en grave riesgo de perderse.

Sin el uso de glifosato, advirtió, habrá pérdidas económicas y que México podría atravesar una crisis alimentaria porque la producción de maíz, cítricos, tomate, café, chile y frijol, entre otros, podría caer hasta 40%, según sus cálculos. 

García de Paz exhortó al gobierno federal revertir el decreto “para no permitir que en su gobierno se realicen actos que atentan contra el sustento, la vida y el trabajo de miles de agricultores, y contra el derecho a la alimentación suficiente y de calidad de los más de 127 millones de mexicanos”.

El 2 de enero pasado, dos días después de su publicación, el principal organismo agroindustrial de México criticó el sábado la decisión del Gobierno de prohibir el maíz transgénico.

Los defensores del maíz mejorado tecnológicamente aseguran que la prohibición del cultivo en el país limitaría las opciones de los agricultores mexicanos, mientras que eliminar gradualmente su importación podría poner en peligro la cadena alimentaria.

“La falta de acceso de opciones para la producción nos pone en desventaja ante nuestros competidores, como lo son los productores de maíz de Estados Unidos”, afirmó Laura Tamayo, vocera del Consejo Nacional Agropecuario de México.

“Por otro lado, la importación de grano genéticamente modificado de Estados Unidos es clave para muchos productos de la cadena agroalimentaria”, agregó Tamayo, quien también es directora regional de Comunicación de Bayer, propietaria de la empresa agroquímica Monsanto.

Otros aplauden la prohibición del glifosato

Los opositores a los cultivos genéticamente modificados celebraron la prohibición. “Es un gran logro”, dijo Homero Blas, presidente de la Sociedad Mexicana de Producción Orgánica (Somexpro).

Greenpeace México y la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País celebraron la propuesta del decreto presidencial en el que se prohíbe el maíz transgénico en México, acusándolo de que provoca serias afectaciones a la salud humana y el medio ambiente.

“México es considerado el centro de origen, de domesticación y de diversificación de por lo menos 64 razas de maíz, y de otras más de mil especies, entre ellos el chile, el frijol, la calabaza, la vainilla, el algodón, el aguacate, el cacao y el amaranto”, señala la organización ambientalista.

Afirma que su prohibición dirige a México hacia una producción “ecológica que preserve la biodiversidad y la agrobiodiversidad y hacia un medio ambiente sano y un sistema agroalimentario justo, sustentable y saludable”. 

Con información de Reuters