La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) es uno de los reguladores que más desapercibidos han pasado en la estrategia energética de la actual administración. Los actores del sector advierten que esta ausencia podría representar un peligro para la construcción de nuevas instalaciones energéticas, además de que abre la puerta para un mal uso de las facultades legales de la agencia.

“Bien utilizada, una agencia de regulación como la ASEA tiene una serie de guías y normatividades enfocadas en los riesgos de un negocio del sector de hidrocarburos o energía. Tiene que asegurarse de que todo funciona como está diseñado y que está diseñado según un estándar definido”, explicó Bernardo del Castillo, Health, Safety and Environment, Business Continuity de una empresa global.

El experto explicó que la ASEA está a cargo de una serie de inspectores que en el proceso de arranque de grandes proyectos pueden encontrarse con fallas en el diseño, gestión o equipo, que impidan la puesta en marcha.

Sin embargo, la agencia no se ha hecho patente mediante decisiones importantes a lo largo de sus cinco años de existencia.

Parte de los problemas de ASEA ocurren porque depende de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), “que no brilla por su buen funcionamiento”, señaló Del Castillo, quien destacó la falta de transparencia en las manifestaciones de impacto ambiental del Tren Maya y Dos Bocas como los ejemplos más notorios.

“La ASEA nació como una muy buena idea con objetivos muy claros”, destacó Santiago Arroyo, abogado experto en el sector. “En el papel era una buena idea, el problema fue cuando la echaron a andar y tuvo muchos tropiezos; tenía muchos vicios traídos por el personal que se trasladó de Pemex”.

Con la apertura del mercado gasolinero, la ASEA se volvió más proactiva, señaló Arroyo. Sin embargo, la llegada de la nueva administración ha convertido a la agencia en una herramienta de “intimidación estatal” que se ayuda de la Profeco y la Guardia Nacional para implementar la ley de forma estricta y dispareja en las estaciones de servicio que no operan bajo la bandera de Pemex.

Arroyo también señaló que la incorporación de Ángel Carrizales al frente de la Agencia ha impactado de forma negativa la atención y la capacidad de verificación y supervisión de la misma. “La integración de personal que están lejos de ser expertos en la materia ha repercutido”, dijo.

La parte más grave de la situación actual de la Agencia radica en la percepción del medio de que no se está realizando su trabajo con completa seriedad, lo que podría afectar de forma importante la seguridad de varias instalaciones.

A esto se suma un posible impacto en el futuro del ente, donde podría ser imposible garantizar la seguridad de instalación alguna.

“Si el regulador no tiene una postura bien sólida puedes dañar la planta de forma irreversible, provocar un gran impacto al medio ambiente, o incluso tener un accidente grave que afecte los alrededores. Es un organismo cuya importancia no debería subestimarse”, advirtió del Castillo.

“La ASEA debería ser ese organismo que pueda poner de rodillas a Pemex y a Sener. Esa postura se ve comprometida en el entorno actual”.