La generación distribuida es uno de los subsectores menos afectados por los cambios propuestos a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) y se prepara para aprovechar esta situación en el corto plazo.

Sin embargo, algunos de sus participantes temen que la postura del gobierno se traduzca en afectaciones subsecuentes, y acusan falta de apoyos para la expansión de energía limpia.

“Estamos listos para una posible alza en la demanda en el corto plazo. Donde está el gran reto es en la adaptabilidad de los precios: si tú ves una planta de 100 megas, que son de las pequeñas a escala de utilidad, puedes aplicar mucha economía de escala al proyecto. Esa economía no se puede aplicar a un proyecto de 500 kW, tanto en logística como en precios de insumos, entonces se tiene que vender proyectos de 500 kilos que sumen los mismos 20 megas”, explicó Elie Villeda, analista del mercado eléctrico.

Las reglas propuestas por los cambios a la Ley de la Industria Eléctrica benefician a la generación distribuida al mantenerla como una de las pocas opciones para que los clientes industriales y comerciales procuren energía fuera de CFE, aunque el sector no confía en que el gobierno no tenga en la mira cambios que pudieran afectar a la generación distribuida.

“En el pliego petitorio de CFE que se filtró el año pasado se incluye una solicitud para modificar el criterio de cobro por capacidad. Esto significaría duplicar el retorno de inversión para un sistema de media tensión, lo que afectaría a quienes ya invirtieron y bajaría la tendencia de futuras inversiones”, advirtió Arturo Duhart, CEO de Sunwise.

Duhart dijo que este es un momento para animar a los usuarios a que utilicen la ventana de oportunidad que el gobierno ha dejado abierta, y que puede cerrar en cualquier momento.

“Se fueron de lo más grande a lo más chico, empezando por las subastas. Lo siguiente es lo que ya está instalado en autoabasto, y lo siguiente más grande será la generación distribuida”, consideró.

El directivo señaló que actualmente los consumidores domésticos que no son de alto consumo tienen un retorno de inversión de entre 10 y 15 años, por lo que la inversión no tiene los incentivos necesarios. Existen iniciativas privadas para corregir esta tendencia, pero nada a una escala suficiente para impulsar de forma importante la adopción entre usuarios residenciales.

Duhart lamentó que las empresas de gremios energéticos paguen impuestos y que estos sean utilizados en procesos de demanda que desacreditan sus negocios. “Mi competencia es el gobierno: si el gobierno sigue apoyando a CFE y regalándole dinero, la competencia más grande de la industria energética privada no es CFE ni Pemex, es el gobierno”, advirtió.

El otro gran reto de la generación distribuida, dijeron dos fuentes que prefirieron no ser identificadas, es la corrupción y lentitud de los procesos relacionados con nuevas instalaciones.

“Si el gobierno no te ayuda uno esperaría que al menos no te estorbe, pero desde el nivel escritorio hasta el nivel directivo hay una clara proyección de ‘esto te interesa a tí, no a mí’, lo que hace muy difícil cualquier proceso de papeleo”, lamentó una de las fuentes.