Las próximas reuniones corporativas en Estados Unidos podrían ser escenario de una batalla por la igualdad salarial, ya que los inversionistas solicitan cada vez más que las empresas revelen la diferencia de salarios entre hombres y mujeres.

La táctica más reciente para conocer esta desigualdad es usar las resoluciones de los accionistas -donde los dueños de acciones proponen asuntos sobre los que se vota- para solicitar los salarios promedio de las compañías, según la socia gerente de la firma de inversiones Arjuna Capital, Natasha Lamb.

Según la ley británica, las empresas con más de 250 empleados deben presentar anualmente sus cifras de brecha salarial por género, pero no ocurre lo mismo en Estados Unidos, donde las mujeres que trabajan a tiempo completo ganan 20% menos que los hombres en promedio.

Arjuna, que se especializa en inversiones éticas y sostenibles, reveló que se está pidiendo a casi una docena de compañías de tecnología, minoristas y bancos, que divulguen el salario medio en sus reuniones anuales con los accionistas.

“Todos tienen grandes brechas salariales de género, y hasta que no se abran y sean honestos acerca de cuáles son esas brechas, no tendremos una base para medir el progreso”, dijo Lamb antes del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el viernes.

“Las mujeres suelen ocupar puestos de baja remuneración y no muchos cargos de liderazgo de alta remuneración”, agregó.

Presionar a las compañías para que revelen su salario promedio puede ayudar a solucionar los problemas de género en la contratación y promoción, dicen los activistas.

El gigante de la banca, Citigroup, es la única compañía que reveló su brecha salarial global de género (del 29%) en respuesta a una solicitud de Arjuna a principios de este año.

Los críticos argumentan que proporcionar dichos datos es costoso, que las cifras sin contexto no tienen sentido y que publicar la información públicamente podría provocar un diluvio de demandas.

Estas resoluciones sobre acción social se están popularizando entre los activistas de género, equiparándose a aquellos enfocados en las contribuciones electorales y el cambio climático, aseguró Michael Passoff, jefe de Proxy Impact, que apoya este enfoque por parte de los inversores.

La táctica comenzó a funcionar por primera vez en la década de 1970, cuando los inversores exigieron que las empresas se retiraran de Sudáfrica durante el régimen del “apartheid”. Las resoluciones no son vinculantes y son presentadas con frecuencia por grandes fondos de pensiones o inversores con convicciones religiosas.

“La mediana de los salarios muestra la brecha (…) en la contratación y en las posiciones”, comentó Passoff. “La campaña de los accionistas sobre el salario según el género se está empezando a enfocar en eso”.

El género es el foco de casi un tercio de las cerca de 400 resoluciones de accionistas que tratan temas sociales, ambientales y de gobierno propuestos para la próxima serie de reuniones anuales, indicó Passoff.

“Está emergiendo todo un mundo de igualdad de género y de activismo de los accionistas, y creo que va a ser muy poderoso”, dijo Andrew Behar, director ejecutivo de As You Sow, un grupo que promueve la responsabilidad corporativa.

Un estudio de Harvard Business Review de este año halló que la divulgación obligatoria de los datos salariales en Dinamarca hizo que se contratara y promoviera a más mujeres y se pague mejor a los trabajadores de nivel medio y bajo.

“El poder es tener los datos a la vista, porque las empresas saben que pueden hacerlo mejor”, afirmó Lamb.