En México unas 75,131 personas trabajan en las cadenas relacionadas exclusivamente con el ensamblaje de automóviles —aunque se estima que toda la industria automotriz mexicana emplea formalmente a cerca de 1 millón—. Esta cadena de manufactura generó 10,198 millones de dólares (mdd) de Inversión Extranjera Directa (IED), entre enero y septiembre de 2024.
Aunque muchos de esos autos terminarán recorriendo las principales carreteras de Estados Unidos, su origen se centra en las 18 plantas que se dedican a la manufactura de vehículos ligeros en los estados de Baja California, Sonora, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Morelos y Puebla, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Una revisión documental de EL CEO refiere que las manos mexicanas —que están en la incertidumbre por los nuevos aranceles que entraron en vigor el pasado 4 de marzo, por decreto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, más los que están relacionados directamente con la industria— generaron 1.14 billones de pesos, que representó 4.43% del Producto Interno Bruto (PIB) del año pasado.
Al cierre de 2024, la fabricación de autos y camiones aportó 640,212 millones de pesos al PIB (2.48%); y la fabricación de autopartes, unos 502,429 millones de pesos, es decir, el 1.95%, según cifras desestacionalizadas del INEGI.
La nueva era Trump
Y es que en el segundo mandato de Trump lo que era impensable, ahora cada vez resulta más cercano: por ejemplo, que cadenas de producción de autos localizadas en México o Canadá vuelvan a terreno estadounidense, y dejen sin empleo a miles de mexicanos.
La presión es tal que Honda ya habría doblado las manos, pues decidió producir su modelo Civic híbrido de próxima generación en el estado de Indiana, en lugar de Guanajuato, México, como inicialmente lo había planificado, según un reporte de la agencia Reuters. Aunque luego la empresa japonesa salió a decir que no ha hecho ningún anuncio oficial al respecto.
Que se traigan sus plantas de autos a Estados Unidos, aquí es donde se compran, que acá se vengan a armarlos y acá no pagarán aranceles. Yo creo que este es un anuncio emocionante para la industria automotriz
dijo Trump el pasado 3 de marzo, horas antes que entraran en vigor los aranceles del 25% para México y Canadá.
Anatomía del daño en la industria automotriz
De acuerdo con datos del INEGI, la marca más expuesta a los aranceles de Donald Trump es Toyota, pues el 93% de su manufactura nacional se envía a territorio estadounidense.
La japonesa ensambla el modelo Tacoma en sus plantas de Tecate, Baja California; y Apaseo el Grande, Guanajuato, desde donde exportó 227,849 unidades de las 245,007 que produjo a lo largo de 2024.
Honda es un caso particular, ya que la totalidad de su producción se registró como exportada a Estados Unidos en 2024; no obstante, esto puede deberse a remanentes que tardaron en pasar por el proceso de envío o a la producción tercerizada a General Motors (GM), de la SUV Prologue, cuya producción cesó en medio de la incertidumbre sobre el tema arancelario.
Las siguientes marcas más vulnerables son Ford y General Motors. La armadora del óvalo azul envía a Estados Unidos el 92.65% de su producción local, consistente en automóviles Bronco, Maverick y el auto eléctrico Mustang Mach-E, producidos en Sonora y el Estado de México.
En tanto que GM ensambla una decena de modelos para exportación en tres unidades manufactureras, principalmente en Coahuila.
El modelo más afectado sería el Chevrolet Equinox, con 219,071 vehículos enviados a Estados Unidos en 2024. Mientras que la Toyota Tacoma acumuló 213,091 unidades exportadas. Además de que Honda exportó 166,156 piezas de HR-V.
El efecto dominó en el sector automotriz
Del universo de 75,000 empleos en las ensambladoras, los más expuestos a los efectos arancelarios y recortes de producción se centra en 4,000 personas que fabrican las unidades de Toyota Tacoma en Baja California y Guanajuato, considerando que nueve de cada 10 se exportan a Estados Unidos.
Para Jorge Molina Larrondo, especialista en comercio internacional por el Tecnológico de Monterrey, los aranceles harían menos atractivos a los autos hechos en México, lo que terminaría por disminuir sus ventas en territorio estadounidense y, como “efecto dominó”, afectar a las inversiones y empleos de la industria local.
Primero podremos ver una reducción en las exportaciones mexicanas. De ahí, depende de la elasticidad de cada fabricante, pero se va a ver reflejado en una caída en el ingreso. Finalmente no afectará solo a los exportadores, sino a la economía en general
dice el especialista.
Molina también advierte que el mercado estadounidense no tendría la capacidad para abastecer la demanda de automotores con vehículos producidos localmente, especialmente en segmentos más compactos, los que habitualmente se manufacturan en México y posteriormente son exportados. Esto podría provocar desabasto dentro de ese territorio y menores exportaciones desde la República Mexicana.
Importancia de la industria automotriz mexicana
Uno de los motores de la Inversión Extranjera Directa en México es el sector automotor, industria que está frente a una ‘tormenta’ de incertidumbre con los aranceles de Donald Trump.
En la relación comercial entre México y Estados Unidos, la industria ha dejado grandes beneficios para la actividad económica nacional con inversiones diversificadas a lo largo del país, una sólida creación de puestos de trabajo y especialización de la mano de obra.
Por ejemplo, del total de la IED en México, el 54.3% corresponde a las industrias manufactureras, con 19,407 mdd, de los cuales el 52.5% corresponde a la fabricación de equipo de transporte, con 10,198 mdd, según datos de la Secretaría de Economía hasta el tercer trimestre de 2024.
De la generación de empleos, de los 14.6 millones en el sector secundario, 9.7 millones están en las industrias manufactureras, de acuerdo con las cifras del INEGI.
Sin embargo, las medidas proteccionistas que busca Trump pretenden dar reversa a los planes que tengan las empresas de la industria automotriz, con el objetivo de reducir sus operaciones en México, y que se trasladen a Estados Unidos.
A la entrada en vigor de los aranceles se suma la incertidumbre sobre lo que puede suceder en los próximos meses, fecha en la que Trump advirtió medidas en contra de la industria, lo que podría frenar inversiones o poner en pausa algunos proyectos.
Además en la estructura de las exportaciones mexicanas, el 84.1% tuvo como destino a Estados Unidos, donde el 28.3% fue exclusivamente del sector automotriz, según los datos del INEGI.
Las tormentas arancelarias
El presidente ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes (INA), Francisco González, dice a EL CEO que hay cuatro tormentas aproximándose al país: el 25% a México que entró en vigor el 4 de marzo; la segunda en acero y aluminio el 12 de marzo; la tercera, los recíprocos que es donde Trump considera que el IVA también es un arancel, y la cuarta, la de autos que inicialmente se había anunciado para abril.
Creo que vendrán tiempos bien complicados… Simple y sencillamente es como las tormentas. Es probable que sí llegue
comenta González.
Sin embargo, el directivo del INA opina que sí es probable que se aplique algún tipo de arancel, que sería una señal para dejar claro que se puede hacer lo que se dice.
“Si llega a darse no va a ser por mucho tiempo. Tendría afectaciones, por supuesto, pero no terminales”, plantea el experto.
De los 10,198 mdd que recibió de IED la fabricación de equipo de transporte, el 74.1% se destinó a la fabricación de automóviles y camiones, equivalente a 7,552 mdd, y le siguió la fabricación de partes para vehículos automotores, con el 22.6%, es decir, 2,302 mdd en el acumulado enero-septiembre del año pasado.
Marcos Arias, académico de la Escuela Bancaria y Comercial, resalta que en caso de que se apliquen aranceles no serán duraderos, y explica que México provee entre el 70% y 75% de los vehículos de carga a Estados Unidos.
Modificar esa estructura implica un fuerte efecto de inmovilidad en el transporte de bienes en Estados Unidos y de personas, que es algo que va vinculado a la actividad, al empleo; el sector de autopartes u otros segmentos de la economía que están conectados al comercio
indica Arias.
Lo que inició como palabras, ahora son aranceles
Desde inicios de 2024, las declaraciones del entonces candidato Donald Trump eran solo eso: palabras que buscaban seducir al voto de los estadounidenses, al menos así lo consideró el gobierno mexicano e incluso el sector automotor, uno de los más expuestos al nuevo modelo de industrialización que plantea el actual presidente republicano de Estados Unidos.
Los cambios que se avizoran costarán empleos, y pérdidas para los socios que conforman el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
En tanto, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum respondió a los primeros aranceles de Trump asegurando que México no quiere una confrontación económica o comercial.
Sin embargo, Estados Unidos ya tomó posiciones en lo que se perfila como una guerra comercial, cuyo primer objetivo parece ser la industria automotriz, como mencionó en su primera comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos el mismo día que entraron en vigor los aranceles; aunque un día después, el miércoles 5 de marzo, su gobierno anunció la pausa de un mes para la entrada de tarifas en el sector automotor.
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