La década pasada vio el alza de varias figuras deportivas como activistas políticos: Megan Rapinoe atrajo atención por su rechazo a Donald Trump, Colin Kaepernick fue el centro de la controversia por sus protestas contra la violencia racial e incluso LeBron James fue atacado por conductores de Fox News, quienes sugirieron que debía “callarse y dedicarse a botar el balón”. Sin embargo, hay otro deportista con gran impacto político en los últimos años, pero que es uno de los menos famosos: Enes Kanter.

Kanter nació en Suiza, hijo de padres turcos, y fue criado en Turquía. Durante su educación primaria y secundaria asistió a escuelas Hizmet, un movimiento islámico de conciencia social que está inspirado en las enseñanzas del Fethullah Gülen, un predicador islámico que vive en Estados Unidos.

El movimiento tiene una complicada historia con otros actores de Medio Oriente y, a pesar de que profesan ideales pacíficos como el acceso a salud y educación, ha sido designado como una organización terrorista por los Gobiernos de Pakistán y Turquía. Kanter incluso estableció una amistad con el fundador del movimiento.

-No he visto o hablado con mi familia en 5 años
-Encarcelaron a mi papá
-Mis hermanos no pueden encontrar trabajo
-Revocaron mi pasaporte
-Orden de arresto internacional
-Mi familia no puede salir del país
-Recibo amenazas de muerte todos los días
-Me han atacado y acosado
-Intentaron secuestrarme en Indonesia
LA LIBERTAD NO ES GRATUITA

A los 17 años, Kanter se mudó a Estados Unidos para buscar una carrera en el basquetbol, y fue elegido por el Jazz de Utah en el draft de 2011. En 2013 comenzó a utilizar su plataforma para criticar públicamente el régimen de Erdogan en Turquía, a quien llamó “el Hitler de nuestro siglo”. Los comentarios llevaron al repudio de su propia familia, quienes además le pidieron que cambiara su apellido.

Espero que la gente del mundo abra los ojos a los abusos a los derechos humanos. Las cosas se han puesto muy mal el último año. Esta no es mi opinión. No sabemos todo lo que está ocurriendo en Turquía, pero sabemos algunos hechos. Periódicos y medios han sido restringidos. Académicos han sido despedidos. Las protestas pacíficas no son permitidas. Mucha gente ha sido encarcelada sin cargos reales. Existen reportes de tortura, violaciones y cosas peores.

Enes Kanter, en su columna para The Player’s Tribune

En 2017, el gobierno canceló su pasaporte, lo que le impidió viajar a un campamento deportivo en Rumania. Este mismo año, fue declarado “miembro de un grupo terrorista” y su padre fue acusado de terrorismo y detenido durante cinco días. Debido a la designación del gobierno, Kanter no puede comunicarse con su familia y amigos en Turquía.

A pesar de que ya cuenta con un pasaporte, el activismo de Kanter ha provocado que no pueda viajar libremente: durante dos años evitó asistir a partidos fuera de Estados Unidos debido a la falta de certidumbre sobre una posible extradición, e incluso tuvo que cancelar eventos planeados en áreas musulmanas de Estados Unidos debido a amenazas. Según ESPN, el FBI ha establecido un canal de comunicación directo con Kanter debido a amenazas creíbles contra su vida.

El pasado diciembre, Kanter salió de Estados Unidos por primera vez desde la revocación de su pasaporte: el turco participó en una serie de partidos en Toronto debido a la promesa de seguridad del propio Justin Trudeau. El jugador salió a la cancha con unos tenis en los que escribió “libertad”.

En noviembre del año pasado, un grupo de legisladores estadounidenses llevaron a Kanter a declarar ante el Congreso, durante la discusión previa a la introducción de legislatura para promover la democracia y los derechos humanos en Turquía.

Kanter ha mencionado en diversas ocasiones que tiene una excelente plataforma para hablar de ciertas problemáticas, y que no dejará de hacerlo. “La gente cree que no me gusta mi país. Están equivocados: amo a mi país, amo a mi bandera y amo a mi gente. Mi problema es con el régimen de Turquía”.