Los planes de reactivación de México y Estados Unidos ayudaron, en términos generales, a que estas economías recuperaran la vitalidad de sus mercados laborales, pues al cierre del primer trimestre del 2022 mostraron niveles de empleo similares previos a la pandemia de COVID-19.

En territorio mexicano, la tasa de 3.5% fue la menor desde marzo del 2020 de 3.3%, un mes antes de que se declarara confinamiento total y paro de actividades no esenciales, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

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Para la nación estadounidense, el indicador laboral de 3.6% de su población activa significó el menor nivel desde febrero del 2020 en 3.5%, según estadísticas de la Oficina de Estadísticas Laborales.

Sin embargo, la economía más grande del mundo sufrió con mayor intensidad los primeros meses de la pandemia, registrando, en el 2020, tasas de desempleo de 14.7% en abril, 13.2% en mayo, 11.0% en junio y 10.2% en julio.

De hecho, la tasa de 14.7% en abril fue la mayor desde al menos 1948, cuando iniciaron los registros de esta variable. Mientras que en México, la tasa más elevada durante la pandemia se observó en junio del 2020, con 5.4%.

Estrategias

Las principales estrategias de reactivación económica de las naciones de Norteamérica se basaron principalmente en recuperar los empleos perdidos.

El gobierno de Joe Biden ofreció pagos de asistencia en forma de préstamos condonables a empresas, subvenciones a gobiernos estatales y locales y beneficios sociales a los hogares.

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El escenario fue más optimista con el avance de la vacuna, que incentivó la movilidad social, y de la implementación de programas en ayudas federales, con cheques de estímulo y préstamos.

Mientras la estrategia de México consistió en proteger, a través de los Programas del Bienestar, de microcréditos y de la garantía de empleo, a 70% de los hogares en el país, iniciando de abajo hacia arriba.

Además, su suma el proceso de vacunación, el Programa Piloto de las Trabajadoras del Hogar, la recuperación del salario mínimo y la reforma del outsourcing que impulsó el rubro de trabajadores permanentes.

Efecto colateral

La importancia de la recuperación del empleo en México radica en que detona el consumo privado, el componente más significativo del Producto Interno Bruto (PIB) por el lado de la demanda, representando alrededor de 65% del total de la economía mexicana.

A lo anterior se añade que el dinamismo que presenta el sector laboral de la Unión Americana tiene un impacto directo en el consumo de las familias mexicanas a través del envío de remesas.

Durante marzo del 2022, los ingresos por remesas ascendieron a 4,681 millones de dólares (95% proviene de Estados Unidos), que representó una tasa anual de 12.6%, hilando un año con variaciones a doble dígito.

Al final, el gran beneficiado es México, porque al recuperarse el consumo, mediante el empleo y las remesas, la actividad económica el país se dinamiza.