En una de sus primeras apariciones públicas tras tomar el cargo como secretaria de Energía, Rocío Nahle dijo que su oficina consideraría la posibilidad de construir microplantas de energía nuclear como una alternativa limpia.

En octubre, la funcionaria volvió a destacar la posibilidad de construir infraestructura de esta naturaleza en Baja California, pero algunos especialistas advierten que existen retos legales y técnicos que vuelven este proyecto prácticamente imposible.

“El tema es algo que la administración no ha soltado, aunque no hay un plan claro como se esperaría con un objetivo de esta naturaleza”, señaló un analista energético que prefirió no ser identificado.

“La muestra es el discurso de la secretaria, pero hay que diferenciar la retórica de la realidad, pues la sugerencia de construirla en Baja California muestra poca noción y pocos fundamentos de las dificultades de la región, entre otras la sismológica”.

El experto destacó que, del otro lado de la frontera, el estado de California busca deshacerse de sus reactores nucleares, pues tienen identificado el riesgo de temblores como una de las más grandes amenazas a la tecnología, que podría llevar a un incidente grave en las instalaciones.

“Baja California tiene las mismas características, y pensar en exponer a la población a una eventualidad así me parece un sinsentido”, advirtió.

La energía nuclear como tal no es peligrosa si se realizan los estudios de planeación y viabilidad necesarios, los cuales requieren hasta tres años para ser completados, además de otros siete a diez años para la construcción, explicó Elié Villeda, analista energético.

Nunca se ha presupuestado o comisionado un análisis de seguridad nuclear ni desde CFE ni desde Sener, a pesar de que dicen que es un tema prioritario

El analista recordó también que factores como el crecimiento poblacional perfilaban a la energía nuclear como una de las tecnologías más viables para llegar a los objetivos ambientales planteados por el país durante el sexenio pasado.

Por estos motivos, la administración de Peña Nieto ya proyectaba escenarios en los que aumentara la capacidad de generación nuclear, aunque estos escenarios no se cristalizaron.

Otro de los grandes obstáculos del proyecto, tal como lo planteó Nahle, es la viabilidad económica de los minireactores, la cual aún no ha sido comprobada.

“Una planta como la está pensando Nahle para esa zona aún no es lo adecuado. Se cree que por temas tecnológicos es más viable instalar nuclear a una gran escala que a una pequeña. Podríamos ser de los primeros países en que se prueben los minireactores, pero no es algo que concluya en dos o tres años”, explicó Villeda.

Finalmente, el tema social juega un papel importante.

El estigma alrededor de la energía nuclear tendrá que ser trabajado para impedir el fenómeno not in my backyard, en el que los gobiernos locales se oponen a la construcción de infraestructura nuclear por temor a posibles fallas que afecten a la población que la rodea.

“No es un tema fácil. Tampoco es imposible, pero no veo en esta administración las bases ni los elementos suficientes para poder lograrlo. Además no creo que puedan sacar un beneficio político de una decisión como esta”, señaló la fuente que pidió anonimato.

Para Villeda la inversión requerida en infraestructura de esta naturaleza estaría mejor utilizada en la compra de baterías para el almacenamiento de energía eólica y solar, algo que ya es un requisito para la construcción de este tipo de generación en otros países.