Si bien la llegada de la nueva fábrica de Tesla en Nuevo León implica nuevos escenarios clave para el nearshoring, la electricidad representa un obstáculo en esta nueva etapa, según un análisis de Morgan Stanley México.

México, como muchos países, está haciendo malabares con la capacidad privada y pública, así como con la compleja coexistencia de energía tradicional y renovable

compartió Morgan Stanley México en su reporte.

A pesar de advertir sobre este riesgo, la casa de bolsa considera que México manejará las transiciones y los equilibrios correspondientes para impulsar la inversión en la industria automotriz.

Previo al anuncio de Tesla en Nuevo León, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) había considerado la escasez de agua como otro obstáculo para el fabricante de automóviles eléctricos, ya que, en ese entonces, descartó otorgar permisos a la empresa de Elon Musk.

 

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Nuevo León, beneficiado con nuevos ingresos por Tesla

De acuerdo con un reporte de Moody’s Local México, el impacto económico de la inversión de Tesla en Nuevo León generará mayores ingresos para el estado y habrá una mayor demanda de crédito en la región.

Dicha inversión puede comprenderse dentro del fenómeno económico global de la relocalización de las cadenas productivas y de suministro globales a destinos más cercanos a Estados Unidos.

Moody’s Local MX considera que esta inversión es positiva para efectos crediticios del estado de Nuevo León (A-.mx, estable), ya que incrementará sus ingresos operativos

Por un lado, los ingresos propios se verán directamente afectados con un incremento de la recaudación del impuesto sobre nómina. Por otro lado, las transferencias federales no etiquetadas (participaciones) también aumentarán, aunque su efecto se consolidará en el mediano plazo.

Los bancos se podrían beneficiar del nearshoring en general y en particular del reciente anuncio de Tesla, por todas las cadenas de valor que crean las inversiones tan significativas como ésta

precisó Moody’s. 

En ese sentido, mayores inversiones detonarían una mayor demanda de crédito, no solo de las nuevas empresas, sino también de sus proveedores pequeños y medianos, tales como: manufactureras, constructores de parques industriales, empresas productoras de autopartes, etc. 

Además, puede incrementar la demanda de otros servicios como los de intermediación de divisas y/o derivados para una mayor actividad en entidades del sector exportador, dado el inherente enfoque a comercio internacional que tienen tanto las empresas nuevas como las existentes en el país.

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