Los fiscales alemanes sospechan que Wirecard pudo ser saqueada antes de quebrar en junio pasado, al canalizar 1,000 millones de dólares a empresas asociadas, pese a que el grupo de pagos se defendió contra las acusaciones de fraude.

De acuerdo con fuentes familiarizadas con la investigación, así como a un documento al que Financial Times tuvo acceso, se sospecha que la malversación tomó la forma de préstamos no garantizados, los cuales Wirecard reconoció como pagos anticipados a comerciantes en transacciones con tarjeta a través de sus socios en Asia.

Estos préstamos, otorgados a empresas asociadas en Dubai, Singapur y Filipinas, son el foco de la investigación contra el exdirector ejecutivo Markus Braun y otros exempleados de alto nivel.

Wirecard, con sede en Munich, Alemania, colapsó en junio por debajo de los 3,500 millones de euros de deuda, en uno de los fraudes contables de posguerra más grandes de Alemania.

Braun y otros tres exejecutivos fueron arrestados por los fiscales de Munich el mes pasado y están bajo custodia.

Dinero ‘en fuga’

La salida de dinero de la empresa se aceleró en los meses previos al quiebre y, de hecho, se han ‘fugado’ alrededor de 155 millones de euros durante los primeros tres meses de 2020.

La mayor parte de los nuevos préstamos otorgados a principios de 2020 se destinaron a Ocap, una empresa con sede en Singapur dirigida por un exejecutivo de Wirecard, cuya pareja en ese momento todavía trabajaba en un puesto senior en la empresa.

En el primer trimestre, Ocap recibió casi 100 millones de euros, lo que le da una deuda total con Wirecard de 230 millones de euros, según el documento al que Financial Times tuvo acceso.

Ruprecht Services, otra empresa de pagos con sede en Singapur, recibió un préstamo de 40 millones de euros en el primer trimestre, elevando su deuda pendiente total a Wirecard a 53 millones de euros, según una fuente familiarizada.

Los préstamos adicionales a las dos entidades con sede en Singapur elevaron los préstamos totales de la firma a socios comerciales en Asia a 870 millones de euros para marzo de 2020.

El préstamo adicional se produjo cuando KPMG realizó una auditoría especial en Wirecard, en un esfuerzo por confirmar o refutar las acusaciones publicadas en el FT sobre el fraude contable en la empresa.

Los préstamos también fueron para Al Alam en Dubai, PayEasy en Manila y Senjo en Singapur, tres compañías que Wirecard ha dicho en el pasado que procesaron pagos con tarjeta de crédito en su nombre en jurisdicciones donde no tenía sus propias licencias para operar.

Este llamado “negocio de adquisición de terceros” fue supervisado por el exdirector de operaciones Jan Marsalek, un austriaco de 40 años que ahora ha desaparecido.

La empresa alemana admitió que la definición de ese negocio no era correcto, y agregó que estaba examinando de qué manera y en qué medida ese negocio se realizó en beneficio de la empresa.

Indagatoria a involucrados

Poco más de un mes después de la quiebra, se reportó en Filipinas la muerte de Christopher Bauer, un exempleado de Wirecard que luego dirigió PayEasy.

Por su parte Oliver Bellenhaus, exjefe de una subsidiaria de Wirecard con sede en Dubai que se ocupaba de Al Alam, se reportó a la policía en Munich y se espera que sirva como testigo de la acusación en cualquier juicio futuro.

Ocap, con sede en Singapur, la entidad que recibió préstamos justo antes del colapso de la empresa, se define a sí misma en su sitio web como ‘un proveedor de soluciones de financiamiento para empresas impulsado por la tecnología’.

Sin embargo, hasta 2018 describía su negocio como ‘comercio mayorista general de petróleo crudo y otros tipos de petróleo productos’, según el informe de auditoría especial de KPMG.