Luego de semanas de protestas en Francia por la reforma del sistema de pensiones del presidente francés, Emmanuel Macron, ésta llegó hoy a la Cámara de Diputados para su revisión.

Se prevé que los diputados debatan el proyecto de reforma de las pensiones durante 15 días, antes de ser sometido a voto a inicios de marzo, un calendario que será difícil de mantener frente a una movilización excepcional de la oposición que presentó más de 40.000 enmiendas contra el proyecto, un récord.

“Creo que el calendario en el que estamos encerrados no es sostenible”, dijo el presidente de la patronal francesa Medef, Geoffroy Roux de Bézieux, frente a la avalancha de enmiendas.

Pero el gobierno, que optó por el procedimiento acelerado -que reduce los plazos de examen de un proyecto de ley- quiere ir de prisa para una aprobación de la reforma antes del verano.

Frente a la obstrucción de la oposición y si el debate legislativo resulta “imposible”, la mayoría oficialista -que tiene una cómoda mayoría en la Asamblea Nacional- no descarta recurrir al artículo 49-3 de la Constitución, un arma que permite adoptar un texto sin voto.

¿Qué dice la reforma?

Esta reforma, una promesa de campaña de Macron, pretende fusionar en uno solo los 42 regímenes de pensiones actuales e instaurar un nuevo sistema de cálculo, por puntos.

El gobierno asegura que la reforma, que pondrá fin a los privilegios de los que gozan algunas profesiones, es “justa”. Sin embargo, sus opositores no aceptan perder las ventajas que tienen, incluyendo una jubilación anticipada por trabajos de naturaleza penosa.

Muchos temen también que la reforma obligará a los franceses a trabajar más tiempo para poder cobrar una pensión completa.

Cinco sindicatos convocaron para este lunes una “jornada muerta” en los transportes en París, pero la circulación de los metros y de los trenes interurbanos era casi normal.

El sistema de jubilaciones de Francia es considerado uno de los más protectores del mundo.