El plan de estímulos fiscales que busca implementar el gobierno de Joe Bien para incentivar la compra de vehículos eléctricos en Estados Unidos tendría como respuesta la aplicación de aranceles por parte de México, lo cual llevaría a ambas economías a una guerra comercial, consideró este lunes el director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), Fausto Cuevas.

No creo que esa sea la solución (aplicación  de aranceles); lo que nos estaría llevando esto, es a una guerra comercial que no beneficia a lo que realmente buscamos, que es la integración regional de la industria

dijo Cuevas en videoconferencia.

El directivo expuso que en caso de aplicar medidas arancelarias, estas deberán ser por el mismo monto que se vea afectado el mercado automotriz mexicano, pero de la cual dijo no tener una estimación porque va más allá de lo que se exporta a Estados Unidos.

La postura de la AMIA, surge días después de que la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier advirtió con presionar a Estados Unidos para evitar que la aplicación de los estímulos se aprueben al tratarse de una “propuesta discriminatoria”.

Barreras de EU vulneran T-MEC

Bajo este contexto, la Industria Nacional de Autopartes (INA) coincidió en que el plan de Estados Unidos además de ser discriminatorio es violatorio al T-MEC, por lo que respaldarán y actuarán en conjunto con el gobierno mexicano.

Hacen que esto sea violatorio del propio T-MEC y en específico que sea violatorio de las propias reglas de la Organización Mundial del Comercio al ser discriminatorio y darle preferencia al dar incentivos fiscales para que se incline (la gente) y compre lo hecho en Estados Unidos sacando de competencia a otros vehículos; también de Canadá y a nivel general

subrayó el director de la INA, Alberto Bustamante

Incluso, Bustamante refirió que mandarán una carta al gobierno y al Congreso de Estados Unidos en la cual explicarán los motivos por los que se debe modificar la propuesta de estímulos fiscales.

La iniciativa ‘Build Back Better’ contempla incentivos que van de los 7,500 a los 12,500 dólares para las personas que compren un auto eléctrico.

En caso de aprobarse el plan, los estadounidenses que compre un auto eléctrico nuevo recibirían 7,500 dólares; 4,500 dólares si las unidades son ensambladas en plantas en Estados Unidos que operen bajo un contrato colectivo de trabajo negociado por un sindicato, y 500 dólares adicionales si los vehículos utilizan baterías fabricadas con al menos el 50% de componentes de ese país.