La ley de austeridad: el diablo está en los detalles
La ley de austeridad: el diablo está en los detalles

La ley de austeridad: el diablo está en los detalles

Este martes el Congreso aprobó la Ley de Austeridad impulsada por el presidente López Obrador. Expertos coinciden en la posibilidad de utilizarla como una herramienta de ayuda en el combate a la corrupción, pero existen riesgos y su éxito o fracaso dependerá en gran medida de los criterios utilizados en su ejecución.

Al haber abundancia de recursos existe la tentación de algunos funcionarios de hacer mal uso de ellos. Cuando se es austero y apenas alcanzan los recursos para la operatividad, es más difícil que se dé la corrupción, porque los recursos desviados provocarían que fallara la operación cotidiana de la dependencia, entonces es más fácil detectar esta corrupción

Kristobal Meléndez, investigador del CIEP

El problema, considera Ricardo Alvarado, investigador de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, es que se corre el riesgo de que la redacción final de la ley incluya medidas discrecionales que permitan la cancelación de contratos que “no le gusten” a la Secretaría de Hacienda o al presidente.

Mariana Campos, Coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa, considera que existe un peligro aún mayor en esta incertidumbre jurídica, pues cuando la ley está sujeta a la interpretación, su implementación suele complicarse y termina por dejarse de observar. El mismo caso ocurre con la vaga redacción de las excepciones incluidas en la ley.

Otro riesgo a considerar es que, de acuerdo con Alvarado, los programas de austeridad más ambiciosos en el mundo tienden a fracasar. “Si le cierras mucho la llave de los recursos a las oficinas públicas, terminan por no funcionar. En el mediano plazo puedes tener un severo problema de capacidades institucionales para resolver problemas públicos”, explica Alvarado.

Un caso similar a este ocurrió con el programa de austeridad del sexenio de Vicente Fox, cuando se terminaron contratando consultorías para resolver problemas que solían corresponder al personal recortado, lo que a la larga resultaba más caro.

Al final lo que uno necesita, más que correr gente y cerrar funciones, es cambiar inercias al interior de las oficinas. Resolver el tema de cómo trabajar con menos recursos, esa es la posible amenaza de un plan de austeridad

Ricardo Alvarado, investigador de MCCI

Un tercer riesgo es la posible eliminación de “gastos” que a la larga podrían resultar en soluciones más costosas. Un ejemplo es el seguro de gastos médicos mayores, que evita que los empleados de gobierno se atiendan en el ISSSTE, por lo que a la larga su eliminación pudiera traducirse en una mayor carga para el instituto.

México Evalúa lamentó también que no esté planeado publicar los resultados obtenidos por los mecanismos de evaluación, aunque celebró que éstos hayan sido contemplados en la ley.

Por otro lado, Meléndez explicó que la reasignación de los recursos no se hará con completa libertad, pues el incremento de la tasa de interés ha encarecido las deudas de los tres niveles de gobierno, por lo que una parte de estos recursos debe destinarse exclusivamente al pago de intereses.

A estos gastos se suman programas prioritarios, como educación, salud y combate a la pobreza, que no pueden sufrir recortes. Además, se deben considerar los programas impulsados por la presente administración, como Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida.

Ante este panorama, las finanzas públicas parecen encontrarse en un momento complicado, pero Meléndez considera que los ahorros potenciales traídos por la austeridad serán suficientes para cubrir estas necesidades.

Cuando se hizo el presupuesto de egresos 2019, estaba equilibrado y relativamente sano. Ahora algunos ingresos que se habían estimado no se tienen e incrementan algunos gastos, se necesitan hacer ciertos recortes y a través del programa de austeridad se puede mantener al presupuesto sano

Kristobal Meléndez, Investigador del CIEP

Finalmente, Alvarado advirtió que la ley no tiene que ser perfecta: “es fácil para el modelo mexicano hacer pequeños cambios en el margen y ajustes (…) la política sí tiene que estar enfocada exclusivamente en reducir gastos administrativos excesivos: si le quieres colgar ‘más milagritos’, es más probable que falle”.

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