El proceso de elección del nuevo dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de la Ciudad de México está generando comentarios negativos y es que se acusa de no dar espacio a la equidad de género y sentirse un ambiente dictatorial.
Recientemente, María Luisa Flores Del Valle llevó a cabo su renuncia del centro empresarial más importante de la capital del país. La expresidenta de la Comisión de Educación, coordinadora de Comisiones y vicepresidenta de esta asociación dijo que, pese a sus esfuerzos por postularse como candidata para convertirse en la primera mujer presidenta de la Coparmex CDMX, no se le permitió “por razones poco claras”.
En la carta que Flores Del Valle presentó, reiteró que hizo todos los intentos por aclarar las dudas que se interpusieron en su candidatura. Además, dijo que en abril, presentó una queja ante la Comisión de Honor y Justicia donde, por cierto, recibió el dictamen posterior a su decisión de abandonar la asociación.
María Luisa Flores no ha podido contender en el proceso pese al entorno coyuntural que vive el país con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia.
Se acusa que hay una centralización del poder y falta de transparencia en los procesos de elección, impulsada por la dirigencia actual de la Coparmex, que es liderada por Armando Zúñiga Salinas.
Parte de los afiliados de la Coparmex capitalina expusieron que podría describir que la asociación de empresarios enfrenta una “elección de estado”. Situación que preocupó a especialistas ya que consideran que las organizaciones privadas deberían ser ejemplos de democracia y pluralidad.
Explican que pareciera que la dirigencia está más enfocada en perpetuar su propio poder y que el sucesor garantice una relación profunda con la nueva presidenta y con la jefa de Gobierno, Clara Brugada.
Lo anterior también considerando que los integrantes del gremio empresarial fueron vistos apoyando a la candidata de Morena el pasado 2 de junio en el Hotel Hilton Reforma.
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