Por Redacción Mobbit

Con el gran impulso que ha tenido la industria del comercio electrónico, han surgido retos más grandes, pues se han incorporado un gran número de jugadores ofreciendo productos que, por su naturaleza, requieren ser trasladados en condiciones peculiares que los ubican fuera de la oferta de transporte tradicional: desde necesidades de transporte en frío o inmediato y productos de dimensiones más amplias hasta poder armar un producto al momento de su entrega al consumidor.

En años recientes, los más grandes dejaron de competir por tener el mejor precio o más opciones de pago disponibles y empezaron a enfocar sus recursos en la experiencia de compra, entendiendo que mientras ésta sea óptima, lograrán retener a sus usuarios actuales y captarán a nuevos de manera más ágil.

Para tener éxito en el comercio de un producto, es claro que la propuesta de valor del mismo y la empresa que lo respalda son factores clave; pero hoy en día eso no es suficiente, pues la verdadera diferencia se está dando en la experiencia de compra y esto deriva en gran parte de la denominada última milla, ese paso final donde se culminan todos los esfuerzos realizados por cada área dentro de la organización: la entrega del producto.

Y es aquí donde la carrera por innovar comienza en toda la industria desde los diferentes ángulos que impactan este paso clave, a raíz del cual han nacido nuevas oportunidades para el mercado, como los fulfillment centers para el mejor procesamiento de pedidos, los nuevos sistemas de logística para la administración de pedidos y generación de rutas, y por supuesto, empresas de transporte y logística en búsqueda de resolver la necesidad de las empresas por reforzar la oferta de las entregas y llegar a eso que todos desean: esa sensación de inmediatez al comprar en línea y tener el producto en las manos.

En este contexto, existen 2 tipos de empresas, las que nacieron siendo un e-commerce y las que no, y justo ahora están migrando o agregándolo como canal de venta.

Para las primeras es más sencillo adaptar las innovaciones mencionadas dentro de su estructura, pues su producto, modelos de stock, sistemas y procesos de envío son creados en función a esto y, en algunos casos, incluso crean sus propios modelos disruptivos que los hacen diferentes desde el día uno. Podría decirse entonces que este tipo de empresas nacen con esta nueva visión, pero ¿qué pasa con las que no? Quienes tienen productos, modelos de stock, sistemas y procesos internos especializados para poder entregar en sus puntos de venta tradicionales o en tiendas físicas; ¿cómo hacen esta última milla más atractiva? ¡Aquí esta el reto!

Definitivamente existen necesidades diferentes en la oferta actual y es cuando nosotros, las nuevas soluciones logísticas disruptivas, vemos la oportunidad de “hacer la diferencia”. Es aquí donde nosotros ubicamos a Mobbit.

Entendimos que lograríamos la verdadera diferencia compitiendo en un mercado donde la oportunidad de innovar, probar y crecer juntos es requisito para entrar al campo de juego. Hemos adaptado nuestro modelo de negocio contando con una fuerza de transporte y logística capaz de adaptarse a las necesidades del producto, del modelo de stock y la oferta de entrega que son necesarias para hacer esa diferencia, aprovechando también nuestro musculo tecnológico para crear una experiencia de entrega “última milla” satisfactoria para los usuarios, haciéndoles la vida más fácil.