Tras una recuperación paulatina de plagas como la roya y de cotizar en niveles bajos en los últimos años, el café encontró un respiro en 2021 con un repunte en los precios, aunque persiste la incertidumbre sobre cuánto tiempo durará.

​​Los contratos a futuro del café en Nueva York que en años pasados rondaron un dólar por libra, en lo que va de 2021 han visto niveles superiores a los dos dólares, situándose en niveles no vistos desde 2014. De hecho, el jueves el contrato para entrega en diciembre cerró la sesión en 1.94 dólares por libra y se prevé que siga así en los próximos meses.

En general esperamos que se mantengan estos niveles al cierre del año, alrededor de los 2 dólares por libra

estimó Ana Azuara, especialista en el mercado de commodities para Banco BASE.

El alza comenzó debido a una mayor demanda de café a nivel global a raíz del confinamiento por la pandemia y se acentuó ante condiciones climáticas como la helada que afectó a Brasil entre julio y agosto, además de los problemas en las cadenas de suministro, dijo la especialista.

El mayor pico en lo que va del año se registró el 26 de julio, cuando el precio alcanzó los 2.15 dólares por libra en medio de las preocupaciones sobre el posible impacto que tendría en la producción, pero se moderó una vez que se supo que la afectación no fue significativa. 

Azuara mencionó que es difícil saber cómo se moverá el precio el próximo año debido a que, como otros granos, está sujeto a condiciones climáticas, pero existen previsiones por parte del Departamento de Agricultura estadounidense que apuntan a que la demanda podría superar la oferta, por lo que podrían verse cotizaciones de 2.15 a 2.25 dólares por libra.

Sin embargo, esto podría representar malas noticias para los amantes del café,  pues “al final del día los productores van a absorber el precio hasta donde ellos puedan y van a acabar traspasándoselo a los consumidores”, precisó la analista de Banco BASE.

Productores con incertidumbre

Debido a la combinación de factores climáticos y de las cadenas de suministro, el alza de este año también vino acompañada de una mayor volatilidad, que provoca dudas entre los productores sobre lo que implica para sus cosechas.

El promedio mensual del precio indicativo compuesto de la Organización Internacional del Café (OIC) —que sigue los precios de exportación de cuatro grupos de cafés— registró su décimo avance consecutivo en agosto, con un aumento de 5.2%, a 160.14 centavos de dólar por libra.

En esta clasificación, el café mexicano se ubica en los “otros suaves”, cuyo precio promedio en el octavo mes del año subió 5.8% a 216.24 centavos por libra, el promedio mensual más alto desde octubre de 2014, según la OIC.

A partir de esta guía, y de los precios del café de exportación que llegan a Laredo y Nueva York, en Estados Unidos, los productores mexicanos estiman cuánto se paga en el campo. 

Fernando Celis Calleja, vocero de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), explicó que los últimos cuatro ciclos (el periodo anual que va de octubre a septiembre) al productor se le llegó a pagar menos de 2,000 pesos por quintal de café pergamino (al que se le quita la cáscara para obtener el café verde).

Este año, el precio del quintal (46 kilos) aumentó en más de 1,000 pesos, aunque señala que las fluctuaciones al alza de los últimos meses no siempre se ven reflejadas en el pago a los caficultores. 

Por ejemplo, mientras los contratos a futuro tocaban el máximo de julio en Nueva York, en Chiapas o Oaxaca —algunos de los principales estados productores de café en México— todavía llegaron a pagar los 3,800 pesos correspondientes por quintal de pergamino, “pero en Coatepec (Veracruz) pagaban 3,500, entonces no ajustaron al alza a las referencias”, apuntó.

Además, el repunte de precios ocurrió cuando ya había terminado la cosecha del café cereza por lo que algunos caficultores no alcanzaron a aprovechar el alza, pero señala que de mantenerse podría darles un alivio.

La cuestión es si las compañías van a pagar esos precios (…) si venimos de cuatro ciclos de menos de 2,000 pesos y ahora se ha hecho un esfuerzo del productor para contener la roya y mantener la producción, es un respiro si durante esta cosecha se mantienen esos niveles, estaría por arriba de los costos de producción

Sin embargo, detalló que en otros años las subidas de precio no han durado mucho, “hay mucha incertidumbre, sobre si va a afectar más la cosecha de Brasil, muchos dicen que sí y que puede subir más, otros dicen que no, que se va a reponer con las lluvias que habrá (…) se ve que estos meses en la cosecha mexicana va a haber mucha volatilidad”.

Félix Martínez Cabrera, Presidente de la Asociación Nacional de la Industria del Café (Anicafé), considera que si el precio alto perdura las próximas cosechas aumentarán.

“Ojalá y se mantenga el precio, porque seguramente si el precio se mantiene para la cosecha que termina en marzo tenemos que el año próximo habrá mantenimiento de fincas y seguramente tendremos mayor producción”, dijo durante un foro virtual organizado por la empresa Yara.

Martínez Cabrera recordó que la plaga de la roya en la década pasada provocó una caída en la producción de 4.2 millones a 2.2 millones de sacos (60 kilos), situación que logró revertirse en los últimos años al renovar las plantaciones por variedades más resistentes.

Para la cosecha de este año, dijo, se prevé que se mantengan los niveles de entre 3.8 y 4 millones de sacos.

Pandemia impactó hábitos de consumo

Aunque la pandemia no tuvo una afectación perceptible en la producción, porque “el campo no paró”, sí impactó en los hábitos de consumo, expuso Félix Martínez.

El confinamiento provocó una caída en la denominada red Horeca (acrónimo de hoteles, restaurantes y cafeterías) e impulsó el consumo en casa, lo que benefició a canales de venta como el e-commerce y los supermercados.

La reducción en el ingreso derivada de la crisis económica hizo que el consumidor se decantara por opciones como el café soluble y liofilizado, mientras en los deciles más altos se mantuvo el uso de cápsulas y máquinas de café.

Dicha tendencia resulta un pequeño revés en el crecimiento del consumo del café de grano que se observó en los últimos años, principalmente impulsada por las cafeterías, donde Starbucks domina en participación de mercado, con 51.9%; seguida por Café Punta del Cielo (11.1%), The Italian Coffee Company (9.9%), Finca Santa Veracruz (4.5%) y Cielito Querido Café (3.7%).

Otras cadenas se reparten el 18.9% restante, de acuerdo con información de Statista a 2020.

El café soluble, comercializado por grandes jugadores como Nestlé, emplea principalmente la variedad robusta, que es más barata y representa una mínima proporción de la producción nacional en comparación con la variedad arabica, que de acuerdo con Yara significa el 96% del total.

Sin embargo, la previsión es que a medida que se reanudan las actividades fuera de casa, la afectación en el canal horeca se va a recuperar. 

“Tuvimos una baja de entre 280,000 a 3000,000 sacos aproximadamente, se va a recuperar en este segundo semestre y en el próximo año, con eso volveremos a niveles de consumo de tres millones de sacos”, afirmó Martínez.

El impulso al consumo doméstico de café de grano también podría abrir la puerta al establecimiento de precios nacionales y menos sujetos a los vaivenes de los mercados extranjeros. 

Santiago Argüello, Director General del Fomento a la Agricultura en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, detalló en el foro de Yara que desde el gobierno se buscará impulsar el consumo per cápita en 500 gramos para 2024, con lo que pasaría de 1.5 a 2 kilogramos. 

Fernando Celis considera que el consumo per cápita aún tendría que crecer hacia 2.5 kilos para hacerlo posible, pero considera que en una década puede haber un cambio importante.