El endeudamiento a nivel mundial alcanzó niveles sin precedentes y ya es percibido como un riesgo para el mercado. La deuda global alcanzó un máximo histórico de 184 billones de dólares en el 2018 y ahora la razón de deuda respecto al Producto Interno Bruto aumentó a 220%.

En la parte corporativa, la situación también manda señales de alerta. Entre 2007 y 2018, la deuda de este segmento aumentó en 86% a más de 9 billones de dólares, de acuerdo con datos de la Asociación de Mercados Financieros.

La preocupación radica en que los gobiernos y empresas no cumplan con sus compromisos financieros.

El riesgo está en el impago y la secuencia que se pudiera generar

dijo Carlos Ponce, socio Fundador de SNX, Constructores de Patrimonio.

El que los gobiernos, empresas o personas no paguen llevaría a los bancos a tener niveles más altos de morosidad y tendrían que tomar medidas como restringir el crédito que otorgan.

“Si no prestas, hay riesgo de que no haya crecimiento y por ahí se complicará el panorama”, comentó Ponce.

La decisión de las empresas y gobiernos de endeudarse no es algo reciente. Hace 10 años, cuando estalló la crisis económica y financiera en Estados Unidos, y que terminó por contagiar al mundo, todos los bancos centrales llevaron sus tasas de interés a mínimos históricos, lo que abarató los créditos.

Los bancos centrales con mayor influencia, la Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón (BoJ) y el Banco de Inglaterra (BoE), llevaron sus tasas de interés a 0%. Japón fue un paso más allá y las llevó a terreno negativo.

Banco de México (Banxico) no fue ajeno a la situación y bajó su tasa de interés objetivo a niveles de 3%; hoy se ubica en 8.25%.

Un desafío

El crecimiento de la deuda global es percibido por administradores de activos, como Vanguard, como un desafío moderado.

Sobre la deuda global preocupan específicamente dos segmentos: la deuda de mercados emergentes denominada en dólares y la deuda corporativa no financiera en Estados Unidos y Europa, de acuerdo con el estudio “Perspectiva económica y del mercado de Vanguard para 2019”.

La preocupación que existe sobre los altos niveles de endeudamiento llega en un momento en que la economía mundial –sobre todo la estadounidense y china– presentan signos de desaceleración.

En caso de que se produjera una marcada desaceleración de la economía, las empresas más endeudadas tendrían dificultades para hacer frente al pago de su deuda, lo que a su vez podría agravar los efectos de la desaceleración

publicó la OCDE en su reporte ‘Mercados de bonos corporativos en tiempos de política monetaria no convencional’.

Ahora, mientras algunos bancos centrales han elevado sus tasas de interés, reducido sus estímulos económicos y la incertidumbre financiera va en ascenso, el crédito se ha encarecido y las empresas lo han resentido.

En México, Pemex, la empresa más importante del país, colocó bonos a 10 años en dólares con tasas de 3% en promedio, entre el 2012 y 2015. Los últimos años, del 2016 a la fecha, el rendimiento a pagar ya está por encima del 6%.

El rendimiento es una forma de medir el sentimiento de los inversionistas. Si éste es más elevado quiere decir que los inversionistas notan más riesgo en el instrumento; si es más bajo, lo perciben como más seguro para invertir.

El temor de una desaceleración económica y las próximas decisiones que tomarán los bancos centrales serán cruciales para determinar el rumbo del mercado de deuda.

Por ahora, se descarta cualquier ajuste al alza en las tasas de interés, e incluso algunos analistas estiman que bancos centrales como Banxico empiecen a reducir su tasa para finales del 2019. De ser correcto ese escenario, podría restar presión a quienes tienen altos niveles de endeudamiento y al mercado de deuda en general.