El ministro de salud brasileño, Nelson Teich, renunció este viernes a su puesto tras haberlo ocupado sólo tres semanas, lo que añade a la intranquilidad sobre la forma en que el presidente Jair Bolsonaro ha manejado la creciente crisis de coronavirus en uno de los focos rojos a nivel mundial.

Teich, a quien Bolsonaro criticó por ser “demasiado tímido” en su intención de reabrir la economía y en su apoyo al uso de medicina contra la malaria para combatir el virus, presentó su renuncia y sostendrá una conferencia de prensa a lo largo del día.

La pérdida de su segundo ministro de salud en menos de un mes provocó críticas hacia el presidente e incluso la solicitud de cesar su mandato. En Río de Janeiro y Sao Paulo, donde la enfermedad ha copado la capacidad de los hospitales, los brasileños golpearon sartenes y cazuelas desde sus ventanas, como protesta.

Militares miembros el gabinete brasileño han pedido que el actual subsecretario de salud Eduardo Pazuello, un general militar en activo, se convierta en el nuevo ministro, volviendo permanente su puesto interino, según dijo una fuente gubernamental a Reuters.

Teich no pudo alcanzar acuerdo con los gobiernos estatales sobre las medidas para la reapertura de la economía, una demanda de Bolsonaro. El exministro expresó sorpresa en una reciente conferencia de prensa al escuchar que el presidente había emitido un decreto para permitir la operación de gimnasios, peluquerías y salones de belleza.

El último empujón para provocar la salida de Teich pudo haber sido la insistencia de Bolsonaro de usar hidroxicloroquina como tratamiento para el coronavirus, algo que el ministro había resistido por falta de evidencia científica.

La Administración de Comida y Drogas de Estados Unidos emitió una advertencia el mes pasado contra el uso de la droga para la malaria, que el presidente Trump había señalado como “un cambio de paradigma”. Investigadores médicos han encontrado que la droga, aprobada en 1955, no otorga beneficios a los pacientes de COVID-19 e incluso podría aumentar el riesgo de muerte.

Teich renunció el día después de que Brasil reportara un número récord de casos nuevos de coronavirus. A su vez, él suplió a Nelson Mandetta, quien fue despedido el 16 de abril por resistirse a la presión de Bolsonaro de promover la hidroxicloroquina y atacar las órdenes estatales de mantener la distancia.

Esta semana Brasil pasó a Alemania y Francia en casos de coronavirus, con más de 200,000 diagnósticos confirmados hasta el jueves. El departamento de salud también reportó 844 nuevas muertes, elevando la cifra total del país a 13,933.

La oposición ha criticado la intransigencia de Bolsonaro. El congresista Marcelo Ramos, del Partido Liberal, dijo que el presidente sólo aceptaría a un ministro que no tuviera consideración por políticas de salud basadas en la ciencia.

El líder de la oposición en el congreso, Alessandro Molon, advirtió que Brasil se dirigía hacia una catástrofe de salud pública y dijo que el presidente debería ser separado de su cargo.

“Bolsonaro no quiere un ministro técnico, quiere a alguien que esté de acuerdo con su locura ideológica, como terminar el distanciamiento y usar cloroquina”, dijo Molon.

El manejo de la crisis por parte del gobierno de Bolsonaro ha sido criticada a nivel mundial, pues ha minimizado la severidad de la enfermedad y le ha dicho a los brasileños que ignoren las restricciones.