La economía de México seguirá desacelerándose este año y podría forzar al gobierno federal a aplicar recortes adicionales de gastos, en buena parte debido a políticas económicas ‘impredecibles’ que socavan la confianza de inversionistas, informó este lunes Moody’s.

En un reporte, la agencia de calificación de crédito alertó sobre los riesgos a mediano plazo para el panorama fiscal de México, la segunda mayor economía de América Latina, ante un enfriamiento de la actividad económica y cambios en la política energética que involucran a Pemex.

Además la agencia, que hace unos días modificó la perspectiva de las calificaciones de México y de la petrolera de estable a negativa, revisó a la baja su estimado de crecimiento para la economía en 2019.

Seguimos anticipando un año de desafíos para la economía de México y estimamos que el crecimiento se desacelerará a 1.2% en 2019, desde 2% en 2018

 dijo en el informe Alejandro Olivo, director adjunto de Moody’s.

El estimado previo de expansión para la economía en 2019 era de 1.7%.

La economía mexicana se contrajo 0.2% en el primer trimestre del año frente al periodo previo, y se expandió apenas 0.1% respecto al mismo periodo de 2018, su peor desempeño a tasa anual desde el cuarto trimestre de 2009.

En mayo, el Banco de México (Banxico) redujo por cuarta vez consecutiva su proyección de crecimiento de la economía mexicana para 2019 hasta un rango de 0.8% a 1.8%, ante un complicado inicio de año por el débil desempeño de la economía global y mexicana.

La agencia expuso que como consecuencia, los ingresos públicos podrían ser menores que lo estimado por el gobierno, lo que requeriría reducciones en gastos para mantener la rectitud fiscal prometida por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Moody’s prevé que Pemex necesitará apoyo financiero adicional del gobierno mexicano a fin de costear sus planes de inversión de capital y afrontar un esperado flujo negativo de caja.

 Pemex necesitará todavía más apoyo del gobierno si pretende alcanzar sus ambiciosos objetivos de incremento de la producción y pudiera también requerir ayuda para el pago de los fuertes vencimientos de deuda que tiene

 apuntó la agencia calificadora.

Agregó que a esa incertidumbre se suma a la preocupación del mercado en cuanto a la falta de predictibilidad de políticas y a la débil confianza de los inversionistas en la petrolera.

Expuso que si bien hay aún interés por invertir en proyectos de infraestructura en México, la confianza del mercado y de los inversionistas se ha debilitado por un entorno político impredecible tras la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en octubre pasado.

Agregó que los planes de consolidación fiscal previstos por el gobierno federal podrían provocar una disminución en sus planes de inversión pública en infraestructura en el corto plazo.

Indicó que pese a un menor crecimiento económico, los bancos mexicanos mantendrán fundamentos financieros sólidos.

Consideró que la desaceleración económica ejercerá presión en varios segmentos de la industria de seguros, por lo que estimó que este efecto negativo reducirá el reciente crecimiento de las primas de seguros.

Previó que los administradores de fondos de pensiones y de fondos comunes mantendrán una estrategia de inversión conservadora, con concentraciones elevadas en instrumentos altamente líquidos y de corto plazo.

Con información de Reuters