Hacia los próximos meses hay algo en el que coinciden los cinco integrantes de la junta de gobierno de Banco de México (Banxico): sesgo al alza para la inflación. 

La mayoría consideró que el balance de los riesgos que podrían incidir en la trayectoria esperada de la inflación en el horizonte de pronóstico es al alza,

se lee en las minutas publicadas este jueves

Esta postura de Banxico se conoció hace unas semanas en su decisión de política monetaria en la que explicaron que al finalizar el año sus expectativas aumentaron, en relación al último informe trimestral de 2020. En ese informe, el banco central esperaba que la inflación se ubicaría en 3.6%. 

Uno de los cinco miembros destacó que los riesgos para la inflación no subyacente también están sesgados al alza debido a la posibilidad de enfrentar choques de oferta asociados a una menor disponibilidad de combustibles; las afectaciones en la producción de agropecuarios; y presiones de demanda, impulsadas por el incremento en el consumo y la reactivación de la economía estadounidense. 

“Todos precisaron que la actualización de los pronósticos para las inflaciones general y subyacente muestran para el corto plazo niveles mayores a los publicados en el Informe Trimestral Octubre-Diciembre 2020, pero enfatizaron que se sigue estimando que ambas converjan a 3% a partir del segundo trimestre de 2022”, de acuerdo con las minutas.

Sin embargo, la mayoría consideró que las presiones observadas sobre la inflación tengan un carácter transitorio. Hasta la primera quincena de mayo, la inflación se situó en 5.80%.

Un miembro dijo que los efectos aritméticos seguirán impactando las tasas anuales de la inflación por cierto tiempo, principalmente en los precios de energéticos.

“Si bien las variaciones anuales más recientes se han ubicado por encima de lo esperado, se prevé en abril un punto de inflexión en la evolución de la inflación”, precisó ese integrante.

Entre los pronósticos de la inflación no subyacente —actualmente en 10.83%— un integrante anticipa que se mayor ante los ajustes en las trayectorias de inflación de bienes agropecuarios y energéticos. 

Por el lado de la inflación subyacente —que excluye los bienes y servicios más volátiles como los agropecuarios y energéticos— también estimó una aceleración como resultado de los incrementos observados en los precios de las mercancías y de los servicios, los cuales “deberán compensarse parcialmente por una mayor apreciación del peso”. 

En contraste, un integrante señaló que se espera la inflación subyacente disminuya a partir del tercer trimestre del año, y otro miembro consideró que mantiene un alto grado de incertidumbre. 

Entre los riesgos al alza para la inflación, la mayoría destacó la posibilidad de una mayor inflación externa, presiones de costos o reasignaciones de gasto, así como posibles episodios de depreciación cambiaria,

agrega la minuta

Con este panorama, uno subrayó que los aumentos en los costos de transporte y problemas logísticos en las cadenas de producción contribuyen a elevar los precios de insumos importados. 

Otro consideró que la expectativa de un peso apreciado parece optimista y que podría revertirse, lo que generaría presiones que podrían desviar aún más la trayectoria prevista para la inflación.