En toda decisión de inversión pública de un país, la gran pregunta es saber qué tipo de infraestructura hace falta para ser competitivos. 

Para ello es esencial reconocer que los recursos económicos y financieros son escasos, con lo que se debe contar con una evaluación adecuada del proyecto para saber si es rentable o no. 

Generalmente, para evaluar la viabilidad económica de un proyecto de infraestructura se utilizan los indicadores de rentabilidad de Valor Presente Neto (VPN) y la Tasa Interna de Retorno (TIR).

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La genialidad del VPN es el valor de los flujos de efectivo proyectados a lo largo de la vida útil del proyecto, descontados al presente. En términos sencillos, es una razón aritmética, en donde el numerador son los ingresos/beneficios (dinero) y el denominador corresponde a la tasa de interés.

La regla general del VPN indica que si este es positivo, el proyecto es viable; si es negativo, el gobierno tendrá que subsidiar la obra para que esta pueda operar.

Otro aspecto a considerar es la TIR, que se refiere a la tasa de interés de descuento que hace que el VPN sea igual a cero. La regla general de la TIR indica que si esta es mayor que el costo de capital, se debe de considerar aceptar el proyecto y viceversa.

Dos Bocas puede ser rentable… en dos décadas

Por un lado, existen altas probabilidades de que la refinería Dos Bocas sea rentable en un escenario de dos décadas y en determinado momento, en el mediano plazo, ayudar a ser una fuente importante de combustibles refinados (gasolina) para el país. 

Sin embargo, seguramente lo haría en un momento en el que se presenta una disminución en la demanda de energía. Si bien es un tema que parece se daría en varias décadas hacia adelante, la invasión a Ucrania puso de manifiesto la necesidad de acelerar el proceso en la mayoría de los países una transición hacia fuentes de energía más ecológicas y eficientes.

Respecto del AIFA, la promesa fue un aeropuerto a menor costo y sin corrupción. Todavía para ninguno de los dos puntos se puede realizar una evaluación precisa, porque la obra tiene la intención de continuar en los próximos meses para ampliar la capacidad aeroportuaria.

No obstante, en términos relativos, este proyecto de infraestructura luce con mayor viabilidad económica que la refinería.

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De acuerdo a las evaluaciones técnicas, el aeropuerto es funcional. Cumple con los estándares mínimos de calidad requeridos. Es decir, las aerolíneas no tendrían inconvenientes para operar en dicho lugar si la demanda de sus servicios fuera requerida. 

Costo de oportunidad es clave, pero quedó en el olvido

No existe una receta perfecta para saber cuáles proyectos de infraestructura pública son los más rentables. Sin embargo, sí hay pistas sobre qué deben cumplir. 

Deben ser pensados de manera coherente con el desarrollo de todo el país a largo plazo. 

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El AIFA está lejos de ser esa solución. A lo más que aspira, es volverse un complemento del actual Aeropuerto Internacional de la CDMX. Esto es, en el mejor de los casos, un desahogo a la saturación existente. 

Dos Bocas y AIFA no resuelven del todo los requerimientos del país y están lejos de ser la panacea.

Además, el costo de oportunidad de ambas obras es muy alto. Tanto por los recursos que podrían destinarse a otra actividad más rentable, como el dejar pasar, una vez más, la ocasión de recortar pérdidas continuas en la competitividad del país. 

 

*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.