La deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) de más de 113,000 millones de dólares solo se controlará con una reforma fiscal que elimine la dependencia que por más de 40 años ha tenido el gobierno sobre los ingresos de esta empresa productiva del Estado.

Si bien, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha brindado apoyos a la petrolera mediante reducciones de impuestos, inyecciones de capital y pagos de vencimientos; la deuda no se podrá contener mientras su régimen fiscal esté basado en el endeudamiento de la empresa.

La reforma fiscal permitiría una profunda transformación del régimen fiscal de Pemex, así como realizar cambios institucionales que le den autonomía de gestión y presupuestal para tomar sus decisiones de inversión en función de la lógica de la industria petrolera y no de las necesidades de corto plazo del Estado mexicano

dijo en entrevista con EL CEO, Fluvio Ruíz Alarcón, ex consejero de Pemex.

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México requiere una reforma fiscal integral que recaude al menos 21 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), que es el promedio de lo que se recauda en Latinoamérica, pero el país está muy por debajo de este promedio con apenas el 16%, comentó el especialista.

“Con una reforma se podría aligerar la carga fiscal de Pemex de manera permanente, apoyarla coyunturalmente para disminuir sensiblemente su deuda y reestructurar los pasivos”, comentó Ruiz.

La petrolera ha sido utilizada como una de las principales fuentes de ingresos fiscales de México y si el gobierno ya no dependiera de estos ingresos, Pemex podría concentrarse más en la transformación industrial, la cual daría mayor seguridad energética al país.

Deuda de Pemex, le pega en calificación y grado de inversión

De acuerdo con la agencia Moody´s, los apoyos que está otorgando el gobierno permitirán que la deuda de Pemex se reduzca en cerca de 20,000 millones de dólares en el periodo 2021-2023.

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La deuda de Pemex se generó porque ha tenido regímenes fiscales basados en ingresos y no en utilidades, que la obligan a endeudarse para pagar impuestos.

Durante 40 años, Pemex ha tenido un régimen fiscal asfixiante y que al menos en los últimos 25 años la ha obligado a endeudarse para pagar impuestos

destacó Fluvio Ruiz. 

Las consecuencias de esa decisión no se pueden resolver en tres o cuatro años. Por definición, la empresa se endeuda cada año y en este siglo ha tenido utilidades después de impuesto solo en dos años.

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El problema del régimen fiscal de Pemex es que conforme los precios del petróleo disminuyen, el peso de las contribuciones de Pemex es mayor, contrario a lo que se esperaría, que fueran menores.

Si bien la tasa de Derecho de Utilidad Compartida (DUC) ha ido reduciendo y para el 2022 será de 40%, faltan elementos para que esta disminución se refleje en un aligeramiento significativo de la carga fiscal total de Pemex.

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Con la reducción que se dio a partir de la pandemia en los precios del crudo, la petrolera deduce a niveles más bajos respecto a años anteriores.

“El limite que tiene Pemex para deducir ya es muy bajo y al final del día, paga sobre una proporción de su costo de operación que es mayor cuando el precio del barril es más bajo”, señaló el analista del sector energético.

A Pemex le favorecería que los límites de deducción se ajustaran según el aumento de los costos de producción de los últimos 15 años y de la complejidad geológica de los yacimientos a explotar.

Se podría incluso asignar un régimen específico que permita una explotación con rentabilidad a zonas de complejidad geológica.

Retomar beneficios eliminados

Salvo los contratos de producción compartida, las contribuciones fiscales que hacen los contratistas  privados en el sector petrolero se basan en utilidades y además tienen beneficios fiscales que no tiene Pemex, como la recuperación de costos en exploración

Pemex solo puede deducir 100% de su inversión en exploración, pero los contratistas de utilidad compartida recuperan 125% de lo que invierten en exploración, es decir, el Estado mexicano les paga una cuarta parte adicional a lo que gastaron en exploración.

Los contratistas tienen otro beneficio que Pemex dejó de tener cuando entró en vigor la reforma del 2014, el cual consistía en exentar el pago de impuesto del gas que se reinyecta para mantener la presión de los pozos.

En el 2015 que entró en vigor ese cambio, Pemex tuvo su peor año en la historia y perdió 700,000 millones de pesos.

Requiere autonomía

Fluvio Ruiz reiteró que Pemex ha sido el factor de ajuste de las cuentas nacionales y en aras de que el país como tal no se endeudara tanto, lo que se ha hecho es orillar a Pemex año con año en la Ley de Ingresos a aumentar su deuda.

El problema de que Pemex siga estando en el Presupuesto de Egresos de la Federación es que siempre estará la tentación de que se le utilice como un factor de ajuste de las cuentas nacionales.

Pemex tiene que salir de las cuentas nacionales. Hasta ahora, sus ingresos y presupuesto están dentro de las cuentas nacionales y mientras no salgan de ellas, siempre habrá la tentación de utilizarla

advirtió. 

Las leyes tendrían que modificarse para que Pemex sea una empresa dotada de autonomía presupuestal y de gestión y sobre todo separada de las cuentas nacionales.

Entre el 2000 y el 2016, Pemex entregó al fisco 700,000 millones de dólares. Si el gobierno asumiera toda la deuda, habría sido un gran negocio tomar una deuda de 110,000 millones de dólares, que ha dado 800 mil millones de dólares.

“Si se ve en perspectiva, es mucho más lo que Pemex le ha otorgado al Estado, que lo que el Estado le puede dar”, mencionó el analista.

Al establecer en la ley de ingresos una estimación muy baja frente a la cotización que se espera del crudo mexicano para el 2022 y modificar el presupuesto planteado originalmente para Pemex, se abre un espacio para que los ingresos extras se usen para ajustar las cuentas nacionales.

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Respecto al pago de pensiones a trabajadores de Pemex, Fluvio Ruiz, señaló que la masa salarial, donde se incluyen las pensiones, no representan ni 8% del costo total de operación de Pemex.