Apple y McDonald’s ofrecen productos de características y precios muy diferentes, pero tienen algo en común: sus altas cifras de ventas esconden la baja en la demanda que actualmente enfrentan, señala la columnista de Bloomberg Sarah Halzack.

La compañía de la manzana anunció este mes que dejaría de informar cuántos iPhones vende trimestralmente, “un movimiento que parecía diseñado para ocultar futuros declives”, considera Halzack.

En su año fiscal que terminó en septiembre, Apple apenas vendió más iPhones que el año anterior, un claro ejemplo de que el mercado mundial de smartphones se ha estancado.

La estrategia para compensar esa tendencia de la industria -cobrar precios más altos por sus teléfonos inteligentes- le ha funcionado hasta el momento: Apple vendió 0.45% más iPhones que el año fiscal previo; sin embargo, los ingresos por esas compras aumentaron 18%.

Halzack destaca que el mismo fenómeno se aprecia en las cadenas de comida rápida, donde la industria en general ha experimentado un crecimiento en ventas comparables en el último año, a pesar de las disminuciones en el tráfico. “Eso significa (…) que los tickets promedio más altos compensan a los comensales desaparecidos”, explica la especialista.

Esta es una dinámica insostenible para cualquier empresa de consumo, subraya, por lo que quizás los inversionistas no deberían ser tan indulgentes y exigir a las compañías mayor creatividad en sus esfuerzos para atraer clientes.

Aunque casi no habla de ello, Apple ya está implementando otras tácticas para compensar la tendencia como ofrecer productos complementarios, como el altavoz HomePod, Apple Watch y Apple Music; sin embargo, podría podría comercializar esos productos de manera más agresiva y podría vender algunos de sus productos y servicios digitales juntos, como ofrecer suscripciones de Apple Music a los compradores del HomePod a un precio ligeramente reducido, recomienda la especialista de Bloomberg.

Mientras que las cadenas de comida rápida podrían aprender de Starbucks y ofrecer beneficios para sus compradores frecuentes y elevar su rapidez a la hora de entregar pedidos, para capturar a aquellos consumidores que podrían optar por ir directamente al supermercado por alimentos, en vez de ordenarlos a un restaurante.

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