La aerolínea estatal que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aún no despega y ya enfrenta un ‘panorama nublado’, pues ponerla en marcha es una apuesta arriesgada y con limitadas probabilidades de éxito.

El proyecto que despierta dudas formaría parte de la empresa estatal Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica, también encargada de operar el Tren Maya y los aeropuertos Felipe Ángeles (AIFA), de Chetumal, Palenque y Tulum.

 (Crear) una línea aérea de bajo costo donde el objetivo no es generar utilidades sino beneficiar a la población, se va a traducir seguramente en un costo al erario

comentó Ramón Martínez Juárez, docente de finanzas y banca en la Escuela Bancaria y Comercial (EBC).

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El académico apuntó que algunos cuestionamientos son si se cuenta con el talento, capital intelectual y recursos para dar luz verde a la empresa, ya que si bien las Fuerzas Armadas tienen experiencia en la gestión del arrendamiento aéreo es en materia de seguridad y no de transporte de pasajeros.

Según AMLO, la aerolínea tendrá una flota de 10 aviones que arrendará a empresas.

 

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Obstáculos en la pista

Hace unos días el mandatario afirmó que el proyecto será rentable, según un primer análisis, y mencionó que falta trasporte aéreo, tanto por ser destinos que no atienden las aerolíneas existentes, como por una reducción de vuelos de Aeromar y la salida de Interjet o Mexicana de Aviación.

Fernando Gómez, analista independiente del sector aéreo, comentó previamente a EL CEO que si bien hay oportunidades en nuevas rutas, falta ver cómo se desempeñan.

“Surgiría en un entorno complicado de altos precios en los combustibles, altos precios en los aeropuertos, la competencia entre aerolíneas no obstante la salida de Interjet”, declaró.

López Obrador aseveró que sería posible que la aerolínea opere en 2023, pero en un artículo el Instituto Nacional de Investigaciones Jurídicas y Aeronáuticas indicó que esto podría ser complicado debido a que el proceso de constitución, arrendamiento, certificaciones y otros trámites tomaría al menos dos años.

Además, poner en marcha la aerolínea implica que deberá modificarse la Ley de Aeropuertos, que en su artículo 29 establece que los concesionarios o permisionarios del servicio de transporte aéreo, así como sus controladoras, subsidiarias o filiales “en ningún caso” podrán adquirir el control de una sociedad concesionaria de un aeropuerto.

Aeromar, una posibilidad

Uno de los correos filtrados en los denominados Guacamaya Leaks contempla que Aeromar quede bajo control de la empresa estatal de la Sedena, según reportó El Sol de México.

La empresa de Zvi Katz enfrenta problemas financieros y actualmente adeuda casi 100 millones de pesos a sus tripulaciones, de acuerdo con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA).

Analistas consultados previamente por EL CEO consideraron que esta opción podría ser más viable que un rescate a la también endeudada Interjet, porque sigue operando, aunque advirtieron que sería una postura contradictoria del presidente, quien se opone a estos apoyos.

ASPA pidió una audiencia con el mandatario para presentarle una propuesta y no rescatar a “empresarios que depredan empresas aéreas y van en contra de los intereses nacionales”.

Precedentes poco prometedores

Esta no sería la primera vez que la aviación llama la atención del gobierno, previamente, se consideró la posibilidad de lanzar una línea aérea de carga operada por los trabajadores de la extinta Mexicana.

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Sin embargo, el sector aéreo no ha sido especialmente fructífero para el gobierno en el pasado. Ramón Martínez recordó que cuando Aeroméxico y Mexicana fueron empresas estatales, antes de 1988, operaron con pérdidas.

“La experiencia y la historia dice que todas las empresas que administra el gobierno fuera de su ámbito de gestión de talento, infraestructura y conocimiento, están condenadas a ser una carga pública y financiera”, expresó.