La Bolsa Institucional de Valores (BIVA) cumplió esta semana cuatro años desde que inició operaciones con la promesa de mejorar la competencia y atraer al menos a 50 nuevos jugadores al mercado nacional, pero hasta ahora los esfuerzos del centro bursátil que dirige María Ariza se quedan cortos.

BIVA se topa con pared debido a que las condiciones económicas y el clima político abonan a una sequía de colocaciones, mientras se enfrenta al reto de ganarle participación a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que por 123 años fue la única en el país.

Es cierto que se han atravesado años complicados. De estos cuatro años poco más de dos han sido de pandemia, a lo que se suma la llegada de una nueva administración y una economía que no se logra recuperar. Esto ha limitado el crecimiento del mercado

explicó Carlos González, director de análisis y estrategia bursátil en Monex.

A la fecha se han realizado cuatro Ofertas Públicas Iniciales (OPIs) en BIVA, de las cuales solo una se trató de una emisión de acciones por parte de Cox Energy en julio de 2020, que además es la última de este tipo que se lleva a cabo desde entonces.

De las otras colocaciones, una fue de Certificados Bursátiles Fiduciarios (CBFIs) de Fibra Soma en febrero de 2021, además de dos instrumentos Fibra E, de Fibra Orión a finales de 2020 y Xinfra, que salió a la bolsa a inicios de julio de este año.

En la actualidad 143 emisoras tienen listadas acciones en BIVA, aunque salvo el caso de Cox las otras ya habían debutado en el mercado a través de la BMV. Además, seis de ellas son compañías extranjeras.

El nuevo Nasdaq, un sueño que no se ha cumplido

Cuando BIVA entró a competir con la BMV el 25 de julio de 2018 las expectativas eran grandes y se esperaba que varios proyectos tecnológicos y de innovación obtuvieran financiamiento a través de la nueva bolsa, a la que se consideró como el Nasdaq mexicano.

México es un país en el que hay mucho capital privado y llegó el punto en que los fondos especializados ya no se daban a basto. A raíz de eso se pensó que hacer una bolsa enfocada en estos proyectos era una buena idea

dijo Amin Vera, director de inversiones en INVALA Family Office.

En ese entonces varias empresas buscaban listarse en el mercado nacional ante el boom del valor de compañías tecnológicas en Wall Street y las bajas tasas de interés en todo el mundo que facilitaban las colocaciones.

La Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP) ha tratado de impulsar más bursatilizaciones de emprendimientos que no se han dado porque las condiciones económicas cambiaron, explicó Vera, quien participó de cerca con María Ariza en la formación de BIVA desde la AMEXCAP.

De igual manera, el inicio de operaciones de BIVA supuso un reto para las casas de bolsa al tener que adecuar sus sistemas informáticos para el funcionamiento de una nueva bolsa que es 100% digital.

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BIVA da un nuevo aire, pero participación es reducida

La llegada de BIVA dio un nuevo aire al reducir los costos de listado y mantenimiento. La bolsa también ha impulsado la mejora de las prácticas sociales, ambientales y de gobierno corporativo de las empresas con diferentes programas.

Pero a pesar de esto y de que BIVA es la única bolsa que ha logrado materializar emisiones de acciones en el periodo desde que comenzó a operar, su penetración aún es reducida en comparación con la BMV.

De acuerdo con datos a junio, la participación de BIVA es de apenas 8.12% del total del mercado local, mientras que el 91.88% restante lo concentra la bolsa a cargo de José-Oriol Bosch.

En su inicio, el centro bursátil tenía una participación de apenas 1.44%, que en diciembre de 2019 alcanzó 15.89%, un porcentaje que no ha podido superar desde entonces.

Cambió el estatus quo de lo que había, pero los resultados todavía no han sido tan evidentes. Hace falta mucho por hacer y no necesariamente depende solo de ellos, sino de todo el ecosistema

comentó González.

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Deuda es un motor para BIVA

En un entorno de baja liquidez por el escaso número de inversionistas en el país y pocas empresas que emiten acciones, las colocaciones de deuda son el motor que sostiene a BIVA.

Desde 2018 se han emitido 102 bonos de largo plazo y 108 de corto plazo, de los cuales gran parte son temáticos, es decir que están enfocados en proyectos ASG. En total, el financiamiento otorgado por BIVA en estos años es de 342,000 millones de pesos.

A paso lento, BIVA trata de poner de su parte para mejorar las condiciones del mercado mexicano. En la puerta está la OPI de Globcash que se ha retrasado por varios meses y que rompería con la sequía de colocaciones de acciones en México de los últimos dos años.