España va a las urnas este domingo en unas elecciones legislativas que serán las cuartas en cuatro años en España y que auguran un bloqueo político persistente.
Los sondeos pronostican una victoria sin mayoría absoluta del presidente saliente, el socialista Pedro Sánchez. También vaticinan un fuerte ascenso de Vox, el partido de extrema derecha que podría duplicar los escaños que actualmente tiene, 24 de los 350 de la Cámara baja, y convertirse en la tercera fuerza política española.
Esta situación ha sido utilizada por Sánchez para movilizar el voto de izquierdas, como ya hiciera en abril, cuando ganó las legislativas sin mayoría absoluta.
“Lo que tenemos que hacer los votantes progresistas es movilizarnos el 10 de noviembre y frenar a la ultraderecha con nuestro voto”, dijo este viernes en la televisión pública española.
Tanto el Partido Popular, con 66 diputados en la cámara saliente, como Vox esperan haber capitalizado la tensión en Cataluña, donde Barcelona y otras ciudades vivieron unos disturbios inéditos tras la condena de nueve líderes separatistas a pesadas penas de cárcel.
El gran perdedor sería Ciudadanos, un partido que con su movimiento del centro a la derecha en los últimos años parece haber alienado a muchos de sus votantes. Según las encuestas podría derrumbarse de 57 asientos a apenas una quincena.
Economía en desaceleración
Frente al ruido del conflicto catalán, la economía quedó en un segundo plano, pese a los indicadores de empleo y crecimiento que apuntan a una ralentización de la actividad este año y el próximo, minada por las incertidumbres mundiales y la inestabilidad política interna que impide reformas de calado.
En Madrid, Roberto Garrido, gerente de una agencia automotriz, ha visto cómo sus ventas de automóviles caen desde enero. Solo las ventas de vehículos Renault, explica Garrido, han bajado 30% respecto al año anterior, en momentos en que los consumidores han puesto en el congelador todas las inversiones no urgentes.
Desde que el país volviera al crecimiento en 2013, el sector se había beneficiado de “un efecto de recuperación respecto a los años de crisis”, explica el gerente. Pero el efecto se disipa con la ausencia de un gobierno estable y la resultante falta de reglamentación clara sobre las emisiones permitidas, desalentando a los compradores.
“Los políticos (están) hablando, ‘que si el diésel, que si la gasolina, que si la contaminación, que si las vías peatonales de las grandes ciudades’ (…). Entonces la gente no sabe qué hacer, no sabe si comprarse un coche, qué coche comprarse, entonces pospone”, se lamenta Garrido, quien espera, aunque sin mucha esperanza, un poco más de claridad tras las legislativas del domingo.
Las ventas de automóviles bajaron 6% en España en los 10 primeros meses del año, más de 12% teniendo en cuenta solo las compras de particulares, según la asociación de fabricantes ANFAC.
Este jueves, la Comisión Europea revisó a la baja su previsión de crecimiento del PIB de España para 2019, a 1.9% frente al 2.3% previamente esperado.
El gobierno y el Banco de España también han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB para 2019, a 2.1% y 2.0% respectivamente, mientras que entre 2015 y 2017 España logró alrededor de 3% de crecimiento anual.
Para los economistas entrevistados, el principal factor reside en el contexto mundial: incertidumbres ligadas a diversas guerras comerciales y desaceleración de los grandes socios comerciales, la Unión Europea y Alemania a la cabeza.
“Hemos visto un deterioro importante en el consumo privado (…) y también hemos visto una desaceleración importante de la inversión de las empresas, que es consistente con esa incertidumbre”, dice Rafael Domenech, analista de BBVA Research.
Las exportaciones de mercancías progresan a menor ritmo que en 2018 (1.7% en el primer semestre del año contra 2.9% un año antes) y deberían resentirse por la decisión estadounidense de imponer aranceles sobre numerosos productos agrícolas españoles (aceite de oliva, vino, quesos…) en represalia por el conflicto Boeing-Airbus.
Desempleo persistente
El consumo se recuperó en el tercer trimestre, pero los expertos no esperan que perdure, toda vez que en paralelo el desempleo retrocede con menor vigor que en los últimos años.
A fines de septiembre, el desempleo se estancó en cerca del 14%. En octubre se registró la peor alza del número de solicitantes de empleo desde 2012.
De todas maneras, el presidente del gobierno saliente, el socialista Pedro Sánchez, se muestra optimista.
“Tenemos sólidos fundamentos para responder a ese enfriamiento”, dijo el miércoles, señalando que el crecimiento de España está “por encima de la media de la zona euro” (0.2% en el segundo trimestre) y que “se sigue creando empleo”.
Pero la parálisis del Parlamento bloquea las reformas necesarias para permitir que España afronte las venideras tempestades económicas.
“Esencialmente desde 2012-2013, no hemos hecho ninguna reforma estructural, entonces las fuentes de crecimiento se están agotando”, estima Toni Roldán, especialista de políticas económicas en la escuela de comercio Esade y exdiputado de Ciudadanos.
“Obviamente hubo un crecimiento ‘catching up’ grande, pero no se ha hecho una reforma educativa fuerte, ni se ha abordado el tema del mercado laboral”, marcado por una gran precariedad, con la tasa más alta de contratos temporales en Europa, detalló.
A corto plazo, las diferentes organizaciones patronales advierten del impacto económico que podría sufrir Cataluña si los problemas persisten en la región, sacudida a mediadas de octubre por manifestaciones independentistas que degeneraron en violencia.