Nota del editor: noticia actualizada a las 14:17 horas

Los diputados británicos adoptaron este miércoles una ley que obliga al gobierno a pedir un nuevo aplazamiento del Brexit, actualmente previsto para el 31 de octubre, si no se alcanza un acuerdo con Bruselas en las próximas semanas.

El texto, que debe aún ser ratificado por la Cámara alta del Parlamento, recibió 327 votos a favor y 299 en contra, infligiendo un nuevo revés al primer ministro Boris Johnson, opuesto a toda nueva prórroga.

Tras la votación, Johnson pidió al Parlamento que vote a favor de celebrar elecciones anticipadas, solicitud que podría ser rechazada.

“Deben celebrarse elecciones el martes 15 de octubre”, dijo el premier.

La ley para evitar un Brexit duro había sido adoptada más temprano en un voto preliminar por el Parlamento, infligiendo otra humillante derrota a Boris Johnson.

Por 329 votos contra 300, los diputados aprobaron en una primera votación una proposición de ley para obligar al Ejecutivo a pedir un nuevo aplazamiento del Brexit hasta el 31 de enero, si no se logra un nuevo acuerdo con Bruselas antes del 19 de octubre.

La libra esterlina ya se había disparado más de 1% al mediodía, anticipando que el texto sería aprobado en la Cámara baja, dado que la oposición cuenta con el apoyo de 21 conservadores rebeldes que el martes votaron contra el gobierno para permitir la presentación de esta legislación.

Los insubordinados fueron expulsados del grupo parlamentario conservador por Johnson, quien respondió pidiendo la convocatoria de legislativas anticipadas.

Sin embargo, para adelantar los comicios -normalmente previstos para 2022- el gobierno necesita el apoyo de dos tercios de la Cámara de los Comunes y este miércoles parecía lejos de tenerlo.

En otro acalorado debate parlamentario, Johnson llamó al líder de la oposición, Jeremy Corbyn, a votar a favor de elecciones el 15 de octubre para “permitir que la gente de este país exprese su punto de vista”.

Los británicos decidieron salir de la Unión Europea (UE) por 52% de votos en el referéndum de 2016.

Pero el Brexit, inicialmente previsto para el pasado marzo, fue aplazado dos veces ante el rechazo del Parlamento al Tratado de Retirada negociado por la anterior primera ministra, Theresa May.

Johnson llegó al poder en julio asegurando que sacará al país de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo.

Pero muchos temen las consecuencias de una salida brutal del bloque, que dejaría al país con escasez de alimentos frescos, medicamentos y otros productos importados, al tiempo que le haría perder decenas de miles de millones de dólares en exportaciones.

Pero, para pararle los pies a Johnson, los diputados deben darse prisa, ya que el primer ministro decidió suspender las labores parlamentarias la próxima semana y hasta el 14 de octubre, una medida denunciada como “deshonesta”.

Este miércoles, un juez de Escocia la declaró sin embargo “legal”, afirmando que se inscribe en el “dominio de la política y no puede evaluarse con criterios legales sino solamente políticos”. Otra demanda será examinada en Londres el jueves.

Desconfianza ante nuevas elecciones

Johnson no está dispuesto a permitir que le impongan un nuevo aplazamiento del Brexit y presentó una moción pidiendo elecciones legislativas anticipadas.

Pero parece destinada al fracaso porque la oposición teme una treta: el primer ministro podría posteriormente desplazar los comicios hasta después del 31 de octubre y llevar a cabo, mientras tanto, un Brexit sin acuerdo.

El nivel de confianza en Boris Johnson es muy, muy bajo. Queremos elecciones generales pero hoy no votaremos con Johnson,

afirmó Keir Starmer, del Partido Laborista, al canal ITV.

En opinión de John Curtice, politólogo de la Universidad de Strathclyde, “la estrategia obvia para la oposición es dejar que el gobierno se cueza”.

Como en días anteriores, los manifestantes hacían oír su voz frente a Westminster. Y esta vez, incluso la juventudes conservadoras llamaron a protestar contra la “radicalización” de su partido y la amenaza de un Brexit sin acuerdo.

Desde Bruselas, la Comisión Europea estimó este miércoles que “el poco tiempo restante y la situación política” aumentan el riesgo de una salida brutal del bloque.

Mientras tanto, el ministro de Finanzas, Sajid Javid, prometió que el Reino Unido “pasará la página” de una década de austeridad al presentar un presupuesto que aumentará en 13,800 millones de libras (16,800 millones de dólares, 15,300 millones de euros) el gasto público, especialmente en educación y sanidad.