Al inicio del 2023, los sectores relacionados al campo y a los servicios continuaron como los grandes pendientes del mercado de trabajo formal del territorio mexicano.

A nivel general, entre febrero del 2020, previo a la contingencia sanitaria por el COVID-19, y enero del presente año se crearon 871,059 empleos registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

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Es decir, ya se recuperaron, y hasta se superaron, los trabajos perdidos durante la pandemia.

Los pendientes

Sin embargo, aún dos sectores no redimen las bajas presentadas en la crisis sanitaria. El primero corresponde a agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza, con una pérdida de 4,519 plazas formales en el periodo de referencia.

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El empleo en las actividades primarias en enero pasado se vio afectado principalmente por la sequía en el país, ya que solamente 18.1% del territorio nacional no registra afectaciones.

Por el contrario, a pesar de las lluvias observadas en esta quincena, condiciones más secas de lo normal predominaron en gran parte del territorio nacional, por lo que se incrementaron las áreas con sequía en el país

reporta la Comisión Nacional del Agua.

Mientras el segundo sector es el de servicios para empresas, personas y el hogar, con una merma de 236,067 puestos laborales. En esta rama económica pesa el elevado nivel inflacionario y el ciclo alcista de la tasa de interés que restan poder de compra a las familias mexicanas.

Por su parte, el sector que más abonó a la generación de trabajos formales fue el manufacturero, con 442,792 nuevas plazas aseguradas en el IMSS entre febrero del 2020 y enero del 2023, aunque su dinamismo dependerá de la demanda externa, particularmente de Estados Unidos.

Riesgos

Para este año, la perspectiva desalentadora del crecimiento económico representa un riesgo para el empleo en el país.

Ve por Más (Bx+) prevé que la inflación se modere, pero siga algo elevada y, por lo tanto, ejerciendo presión sobre las tasas de interés.

El bajo crecimiento económico esperado para el 2023 impactaría al empleo y la confianza de los hogares, mientras que la desaceleración de la actividad en los Estados Unidos afectaría el dinamismo de las remesas

advierte Bx+.

La pérdida de ritmo del empleo afectaría al consumo privado, la principal variable del PIB nacional, a la cual se suman factores negativos como el agotamiento del efecto reapertura, la erosión del poder adquisitivo, el encarecimiento de los créditos y un crecimiento más modesto en las remesas.