Los detalles de la consulta sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), promovida por el equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se conocen a cuentagotas. 

Hasta el momento, sabemos que se realizará entre el 25 y 28 de octubre en 570 municipios del país, que podrán participar hasta 500,000 personas y que contará con el apoyo de voluntarios de organizaciones de la sociedad civil. Además, el equipo de transición anunció a la Fundación Arturo Rosenblueth como la institución encargada de contar y procesar los votos del ejercicio.

Pero, ¿a qué se dedica esta organización y quién está detrás de ella?

Especialistas en computación

La Fundación Arturo Rosenblueth se dedica a formar “especialistas de alto nivel en el campo de la computación y la información” en México, informa su sitio web. Actualmente, ofrece cursos en sus instalaciones al sur de la capital del país y en convenio con universidades de los estados de Michoacán, Tabasco, Guerrero, Guanajuato, Veracruz, Nayarit, Campeche y Quintana Roo.

La institución, que toma el nombre de un médico e investigador mexicano pionero en cibernética, es miembro de organismos como la Asociación Nacional de Instituciones en Educación de Tecnologías de la Información (ANIEI), el Consejo Nacional de Acreditación en Informática y Computación (CONAIC) y la Comisión Académica Nacional Área Tecnologías de Información, de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Javier Jiménez Espriú en conferencia sobre el futuro del aeropuerto.(Prensa AMLO)

Algunos de sus clientes son Televisa, Microsoft y Sigma Tao (Telmex) y entes públicos como el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Petróleos Mexicanos, el Instituto Mexicano del Petróleo, el Instituto Mexicano del Transporte, Fideicomiso y Fomento Minero y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, detalla el sitio web.

Lo que no hay es un registro de contratos entre ninguno de estos organismos y la fundación, como se pudo verificar en el Sistema Electrónico de Información Pública Gubernamental (Compranet), de la Secretaría de la Función Pública.

La organización tampoco aparece en el Registro Único de Proveedores y Contratistas (RUPC) de la dependencia.

¿Quién la dirige?

La Fundación Arturo Rosenblueth es liderada desde 1981 por Enrique Calderón Alzati, un físico teórico especializado en tecnologías de la computación. Bajo su dirección, participó en el plebiscito de la Ciudad de México en 1993 y en la consulta por el reconocimiento de los pueblos indígenas, convocada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1999.

Alzati ha dedicado la mayor parte de su tiempo en el ámbito académico en cuestiones de las TIC, pero también fue director general de Sistemas y Procesos Electrónicos de la Secretaría de Programación y Presupuesto entre 1977 y 1980.

Calderón Alzati es columnista en La Jornada y autor de libros como Geografía de las Elecciones Presidenciales de 1988, Computadoras en la Educación (1989), Tecnología para la democracia (1993), Las elecciones presidenciales de 1994 agravios a la nación (1999) y Escenarios rumbo a las elecciones de 2018 (2018).

Opiniones sobre el NAIM

Alzati, quien aseguró el martes a un programa de la cadena Radiofórmula que no recibirá un sueldo por procesar los datos de la consulta, nunca ha ocultado su postura frente al proyecto del aeropuerto en Texcoco.

Señaló que el gobierno actual anunció en 2013 a construcción del NAICM como algo decidido de manera similar al proyecto de un tren de alta velocidad entre las ciudades de México y Querétaro, sin la existencia conocida de estudios de impacto ambiental, económico y demográfico, ni de licitaciones relacionadas con ambos proyectos.

En una columna que escribió para el diario La Jornada en marzo, cuestionó: “¿Se trataba de una sorpresa del gobierno para mostrar su enorme capacidad técnica y logística para responder a las necesidades de modernización del país ante el proceso de globalización que implicaba el incremento sustantivo de la competitividad internacional y de atracción de capitales extranjeros?”.

“¿O era el simple deseo de realizar negocios de alto rendimiento, tanto para los funcionarios al amparo del poder, como para los empresarios que habían financiado buena parte de la campaña electoral que había llevado a Peña Nieto a la Presidencia?”, agregó en su escrito.

Este rechazo al proyecto aeroportuario, considerado uno de los más ambiciosos a nivel mundial, está en línea con lo que López Obrador, entonces candidato de Morena, abanderó durante su campaña: cancelar el proyecto y habilitar la base aérea de Santa Lucía para operar de manera paralela con el aeródromo capitalino.

Esta semana, el presidente electo insistió en esta postura a través de sus redes sociales, al hacer referencia a un estudio realizado por la empresa OAS cuando se anunció la construcción del NAIM.

Sin embargo, esta posición no es compartida.

De los mexicanos que han reportado haber visto o escuchado debates sobre el tema, 42.8% se inclina por continuar el proyecto en Texcoco y 29% por cancelarlo y habilitar la base aérea de Santa Lucía, de acuerdo con la 3° Encuesta Nacional El NAIM antes de la consulta, elaborada por Grupo Mitofsky.

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