La economía de una comunidad ideal se desarrolla de manera correcta cuando todos los habitantes tienen acceso a oportunidades económicas que les permitan satisfacer sus necesidades básicas y tener una vida digna. Esto significa que la economía es inclusiva, ya que todos tienen la oportunidad de participar en ella, y sostenible, ya que se basa en el desarrollo de las personas y las empresas.

En esta comunidad ideal, las empresas son prósperas, pagan impuestos y generan empleos contribuyendo con ello al desarrollo de la comunidad, proporcionando bienes y servicios que satisfacen las necesidades de los habitantes.

Sin embargo, quienes vivimos en México sabemos que a esa definición le hace falta un elemento: la seguridad pública.

Pablo Vázquez Camacho, el nuevo secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (CDMX), así lo entiende, y le agrega un elemento a la ecuación: un plan sostenible con resultados en el corto plazo y sin tener que recurrir al uso de la fuerza para combatir a la delincuencia.

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Después de un breve intercambio de mensajes cerramos el trato y comencé a dar una serie de ponencias a su equipo de Inteligencia sobre el combate a los crímenes financieros, inteligencia y contrainteligencia y algo de lo más novedoso: cómo identificar (con los recursos disponibles) a empresas potencialmente fantasmas.

Inteligencia y tecnología

Tras terminar la primera sesión subí a la oficina de Pablo para, supuse, darle a conocer mi opinión tras hablar ante más de 110 funcionarias y funcionarios públicos. Para mi sorpresa terminamos conversando sobre la importancia de generar un programa sostenible para combatir a la delincuencia en la Ciudad de México mediante el uso de la inteligencia y la contrainteligencia, así como de las nuevas tecnologías.

A Pablo no le costó más que escucharme mencionar el argumento más elemental de mi materia: golpear a la delincuencia organizada en sus estructuras financieras, para lanzarse al ruedo.

Se le notaba no sólo entusiasmado, sino también absolutamente convencido de que mediante el uso de tecnología, del intercambio de información con otras áreas gubernamentales y de la interacción con la iniciativa privada, la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX estaría en condiciones de ir tras las empresas que opera la delincuencia, de mermar su capacidad de acción y, tal vez, de que con golpes de precisión podría llegar a lastimar el centro neurálgico de las organizaciones delictivas.

¿Ir contra las comercializadoras de autopartes de la delincuencia organizada? ¡Vamos! Pero también hay que ir contra las empresas de la delincuencia que le apostaron a los negocios de bienes raíces, a los juegos de azar, a los restaurantes y bares, a las empresas de la construcción, a los negocios minoristas y a las tiendas de conveniencia, a las empresas de transporte y de logística, a los negocios de entretenimientos para adultos y a los hospitales, por mencionar algunos.

El cielo es el límite, ya luego le pasamos la pelota a la Unidad de Inteligencia Financiera de la CDMX y a la Fiscalía General de Justicia de la CDMX.

Pablo y un servidor debatimos largo rato sobre cómo implementar este proyecto y, aunque esto no suena ni remotamente fácil, coincidimos en que la inteligencia y la contrainteligencia son necesarias para comprender las estructuras y las operaciones de las organizaciones criminales y que esta información es esencial para desarrollar estrategias efectivas de combate a la delincuencia.

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Estoy seguro de que la intención del secretario Pablo Vázquez para implementar un programa sostenible para combatir a la delincuencia en la Ciudad de México mediante la tecnología es genuina y todas las empresas, instituciones financieras, universidades y think tanks podrían sumarse al proyecto.

Así las cosas… Tan solo me resta comunicarles que llegué al final de mi camino en EL CEO. Compartir mi visión del mundo ha sido un honor, y quiero expresar mi gratitud a todos los que han formado parte de esta travesía, desde el equipo editorial hasta mis colegas y editores que se convirtieron en cómplices y amigos a lo largo de esta aventura.

Good night and good fight!

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