Después del furor suscitado por el supuesto desistimiento de Grupo México por la compra de Citibanamex (la otrora “joya de la corona de Citigroup”), muchos seguidores de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) comenzaron a proponer en redes sociales la posibilidad de que la unidad bancaria fuera comprado por ese colectivo que apoya al presidente en las buenas, en las malas y en las más absurdas.

El ánimo de esos fans llegó al extremo de proponer que la compra del banco fuera un procedimiento similar al de la expropiación petrolera, es decir, aportando lo que cada quien trajera en la cartera sin sobrepasar, por supuesto, los 200 pesos que el presidente insiste que trae en la suya.

Sea como sea, y en medio de tanta especulación, creí conveniente explicarle a los seguidores del presidente los tecnicismos que hacen inviable esa posibilidad:

1. Los seguidores del presidente no pueden simplemente ponerse de acuerdo en grupo de WhatsApp e irle a tocar la puerta a Jane Fraser, presidenta de Citigroup. Para poder hacer una oferta se requiere que un banco se encuentre involucrado y cumplir muchos requisitos.

2. Supongamos que un banco decide lanzar una Initial Public Offering (IPO) sui géneris, como en su momento lo planteó Banorte, invitando a todas las mexicanas y mexicanos a invertir y, por ende, ser accionistas. ¿O también invitarían a extranjeros a meterle dinero?

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3. Si lo anterior ocurre, ¿el banco comprador estaría materialmente preparado para ejecutar 126 millones de investigaciones de debida diligencia (due diligence) inicial en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo considerando que ese es el resultado (redondeado) del censo de población 2020 del INEGI, o por lo menos 30 millones de investigaciones considerando que todos los que votaron en 2018 por López Obrador se caerían con un cinco?

¿Qué implica el realizar un due diligence?

  • El primer paso es recopilar toda la información relevante sobre los clientes con la que se va a establecer una relación comercial. Esto incluye datos de identificación, antecedentes, historial financiero, estructura organizativa y actividades comerciales.
  • Una vez recopilada la información, se debe realizar una evaluación de riesgos para determinar el nivel de exposición al lavado de dinero y financiamiento al terrorismo de esos clientes. Esto implica analizar factores como la ubicación geográfica, el sector de actividad, los socios comerciales y la reputación de los clientes.
  • Es fundamental verificar la identidad de los clientes y las personas clave relacionadas con la empresa o entidad. Esto se puede hacer mediante la revisión de documentos de identificación, como pasaportes o documentos de identidad nacionales, y la comparación con listas de sanciones y listas de personas políticamente expuestas o PEPs.
  • Se debe investigar la fuente de los fondos que se utilizarán en la relación comercial. Esto implica identificar el origen de los fondos y asegurarse de que no provengan de actividades ilícitas, como el narcotráfico o la corrupción.
  • Se debe realizar un análisis detallado de las transacciones comerciales propuestas. Esto implica evaluar la coherencia de las transacciones con la actividad comercial y el perfil de los clientes, así como identificar cualquier transacción inusual o de alto riesgo.
  • Si durante la investigación se identifican indicios de actividades ilícitas, se debe reportar la operación sospechosa a las autoridades competentes.
  • Es esencial mantener registros claros y completos de todas las etapas de la investigación de debida diligencia reforzada. Estos registros deben conservarse durante un período de tiempo adecuado y estar disponibles para su revisión por parte de las autoridades regulatorias, en caso de ser requeridos.

4. Obviamente el riesgo para que integrantes de la delincuencia organizada se cuelen en el fondeo de esta IPO tropical sería altísimo y como ellos aman a México, pues no nos podrían colocar en ese peligroso escenario.

5. Si bien el cumplir con el marco regulatorio es una de las obligaciones más importantes de todo grupo financiero, hay otra más compleja: el generar confianza entre los reguladores, las calificadoras, los inversionistas y sus clientes. ¿Cómo ayudaría una IPO tan riesgosa a generar certidumbre si tenemos serias dudas sobre quién estaría detrás de ese fondeo?

Así las cosas. Lamentablemente, el pueblo bueno queda amarrado a que un banquero conservador, de esos que se enriquecieron en el pasado, haga una oferta en su nombre para comprar Citibanamex y se quede con las multimillonarias ganancias, también en su nombre.

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