El gigante de los hidrocarburos Royal Dutch Shell reportó una pérdida de 21,700 millones de dólares en 2020, ilustrando el brutal impacto de la pandemia en el mercado petrolero.

Esas cifras son vertiginosas e inéditas y contrastan de forma espectacular con las decenas de miles de millones de beneficios que las grandes petroleras solían registrar en años pasados. 

Se suman además al decepcionante resultado de BP, que anunció el martes una pérdida de 20,300 millones de dólares, y del estadounidense ExxonMobil, que registró la primera pérdida anual de su historia reciente, de 22,400 millones de dólares.

También en Estados Unidos, Chevron perdió 5,500 millones de dólares.

Otro gigante petrolero, el francés Total, presentará sus resultados la próxima semana.

No obstante, Shell dijo que su dividendo del primer trimestre de 2021 será 4% mayor que el de los últimos tres meses de 2020. Durante abril, en lo peor de la crisis sanitaria, redujo su dividendo por primera vez desde los años 1940, de 47 a 16 centavos, lo que provocó la ira de los inversionistas y llevó a la acción a un mínimo de varios años. 

En octubre, para atraer más inversionistas, subió el dividendo a 16.65 centavos en octubre y en el inicio de 2021 será de 17.35 centavos.

Todo el sector fue devastado por el derrumbe del consumo de petróleo y gas debido a la pandemia del COVID-19, que paralizó la economía mundial durante gran parte del año, con una demanda que seguirá deprimida durante mucho tiempo.

Durante los primeros confinamientos al inicio de 2020, los precios del petróleo cayeron a sus niveles más bajos e incluso entraron brevemente en terreno negativo a principios de abril. 

Los precios se recuperaron desde el otoño, remontando hasta los 50 dólares el barril, pero siguen muy por debajo de su nivel de principios de 2020. 

Activos depreciados 

Shell había obtenido ganancias por 15,800 millones de dólares en 2019, antes de que apareciera la crisis sanitaria. 

Las cuentas de Shell sufrieron sobre todo durante el segundo trimestre de 2020 por grandes depreciaciones de sus activos para reflejar la situación del mercado, lo que supuso una pérdida de más de 18,000 millones de dólares.

El grupo volvió a terreno positivo durante el tercer trimestre, antes de registrar de nuevo pérdidas de 4,000 millones de dólares en el cuarto a causa de las depreciaciones. 

La pandemia ha perturbado el mercado del petróleo y las grandes compañías se ven obligadas a adaptarse a unos precios persistentemente bajos, lo que reduce el valor de sus activos.

El grupo anglo-holandés mantiene la prudencia para el inicio de 2021 y espera un impacto negativo de la pandemia en la demanda de hidrocarburos. 

Neutralidad carbono 

El grupo quiere reducir drásticamente sus costes, con la supresión de 7,000 a 9,000 empleos para 2022. 

Shell ha tomado “decisiones difíciles pero decisivas”, opinó este jueves el CEO, Ben van Beurden.

Salimos de 2020 con un balance financiero más sólido, dispuestos a ir más deprisa en nuestra estrategia y para preparar el futuro del mercado de la energía,

aseguró

Shell se ha visto así obligado a lanzar una profunda reestructuración que debe permitirle adaptarse a unos precios más bajos y cumplir su objetivo de convertir en más ‘verdes’ sus actividades, y alcanzar la neutralidad carbono para 2050. 

Van Beurden se congratuló por los compromisos climáticos del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. 

“Tenemos ganas de trabajar con su administración pues tenemos el mismo objetivo, ser neutros en carbono para 2050”, afirmó el ejecutivo. 

La compañía planea invertir de 2,000 a 3,000 millones de dólares por año -es decir, en torno al 10% de sus inversiones- para el periodo 2021-2025 en energías limpias o de escaso impacto en carbono. 

Shell invierte desde hace años en la electricidad y tiene como ambicioso objetivo convertirse en la mayor compañía del mundo del sector, a principios de los años 2030.