La justicia británica volvió a volcarse en el conflicto entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó en torno a 30 toneladas de oro de Venezuela depositadas en el Banco de Inglaterra y cuyo control se disputan los dos rivales políticos.

En julio pasado, un tribunal comercial de Londres dio la razón al opositor Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países incluido el Reino Unido, impidiendo que el gobierno de Maduro pudiese recuperar los fondos.

Sin embargo, luego de que Maduro denunciara un ‘descarado robo de piratería’ tras asegurar que busca destinar el dinero a la lucha contra la pandemia de COVID-19, se recurrió la decisión.

Por ello, este 22 de septiembre se reabrió el caso ante tres jueces del Tribunal de Apelaciones que lo examinarán hasta el jueves próximo, en una vista centrada en cuestiones muy técnicas de interpretación de la ley, sin testigos ni expertos.

Se prevé que los jueces se tomen después unos días antes de anunciar su decisión.

El oro, para el pueblo

Tras haber celebrado la sentencia inicial como una ‘victoria del pueblo’ y un precedente para otros bancos centrales europeos, la representante de Guaidó en Londres, Vanessa Neumann, aseguró que conserva ahora la confianza en la justicia británica.

“Mis expectativas son que la Corte de Apelación en el Reino Unido seguirá con la tradición de independencia jurídica en un paradigmático imperio de la ley, tal como se dio el ejemplo en la Corte Superior en julio”, dijo a la AFP.

El Banco de Inglaterra, que custodia este oro en sus cámaras acorazadas como hace para muchos otros países, es un prestatario de servicios cuyo cliente es el Banco Central de Venezuela.

Este, presidido por Calixto Ortega, ha intentado recuperar el oro de Venezuela, valorados en más de 1,000 millones de dólares, desde octubre de 2018, mucho antes de que surgiera la pandemia de coronavirus.

Sin embargo, la Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición y presidida por Guaidó, nombró en julio de 2019 a su propia dirección ad hoc del banco central venezolano.

A su vez, ésta ha pedido a Londres que no entregue los fondos asegurando que podrían servir para reprimir al pueblo venezolano, o llenar los bolsillos de un régimen calificado de cleptócrata.

El Banco de Inglaterra afirma encontrarse atrapado entre dos grupos rivales que le dan instrucciones contradictorias, por lo que pidió a la justicia que, antes de decidir el destino final del oro, se resuelva como cuestión preliminar quién tiene su control.