Si bien la demanda total de bienes y servicios de México registró su menor nivel de crecimiento en los últimos dos años y medio durante el tercer trimestre del 2023, la inversión, tanto pública como privada, se presenta como un detonador.

De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la demanda total del país aumentó 2.8% a tasa anual en el periodo julio-septiembre del año en curso.

Este incremento representó el peor resultado desde el primer trimestre del 2021, cuando se mostró una reducción de 0.7% por los estragos de la pandemia de COVID-19.

La pérdida de ritmo de la demanda global de bienes y servicios se debe principalmente a la caída de 11.8% anual de las exportaciones, que durante el año pasado resintieron la debilidad industrial de Estados Unidos.

Los pilares

Sin embargo, en el marco de la desaceleración de la demanda total del país, la inversión pública y privada obtuvieron tasas de crecimiento anual superior a 20%.

Por ejemplo, la formación bruta de capital fijo privada aumentó 25.6% en el tercer trimestre del año, producto de los efectos del nearshoring, particularmente en la construcción de parques industriales.

En tanto, la formación bruta de capital fijo pública incrementó 23.4% anual, consecuencia de la inyección de recursos en obras insignia del gobierno federal, como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya o el Corredor Interoceánico.

Sobre la inversión, las buenas noticias siguen materializándose”, escribieron analistas de Banco Base en un reporte.

Los estrategas explicaron que diversas compañías cementeras como Holcim, Moctezuma, Cruz Azul y Fortaleza han emitido comentarios sobre los motores domésticos de la construcción que incluyen el nearshoring, el impulso por la finalización de proyectos de infraestructura actuales y las expectativas favorables sobre los anuncios de nuevas inversiones del próximo gobierno federal.

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