El incremento que ha tenido la inflación como efecto de la crisis económica mundial generada por la pandemia del COVID-19, dividió las posturas de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) sobre si seguir reduciendo o no la tasa de interés que ubicó en 4.25% de manera unánime el pasado 25 de septiembre.

Uno de los integrantes de la Junta de Gobierno señaló que al inicio de la pandemia la política monetaria enfrentó retos sin precedentes, al desconocerse los posibles impactos que el choque tendría sobre la economía, su duración, profundidad, alcance y riesgos, de acuerdo con la minuta de decisión de política monetaria.

Este mismo integrante consideró que con la reducción de 25 puntos base es probable que el espacio para el relajamiento monetario se haya agotado, lo que permitirá inducir la trayectoria de la inflación y sus expectativas hacia el objetivo de 3% en el horizonte en que opera la política monetaria.

 La trayectoria y los niveles actuales de inflación han reducido el margen para futuros recortes y que las decisiones futuras dependerán de las afectaciones que se observen en la trayectoria de la inflación hacia el objetivo de 3%

 dijo un subgobernador.

Otro de los integrantes comentó que la inflación ha seguido resintiendo los efectos de la pandemia. También mencionó el espacio limitado con el que cuenta la política monetaria y que hacia delante el espacio disponible dependerá de la evolución de los factores que inciden sobre los pronósticos de inflación.

Analistas consultados por Citibanamex también se encuentran divididos sobre los próximos movimientos de la tasa

Uno de los integrantes de la junta de Banxico apuntó que los ejercicios estadísticos realizados sugieren que la convergencia de la inflación a la meta es viable durante el segundo semestre del 2021, aun con una reducción adicional de la tasa de política monetaria. No obstante, enfatizó que los riesgos al alza para la inflación se han incrementado.

“La inflación en las últimas semanas se ubicó por encima de las expectativas del Banco Central y de la meta, lo que ha resultado en cierto aumento de las proyecciones para los próximos meses”.

El alza en el índice de precios al consumidor en septiembre se desaceleró a 4.01% anual, pero quedó por encima del rango meta por segundo mes consecutivo.

Este mismo integrante añadió que  además de la pandemia, existen otros factores de riesgo que limitan la capacidad de seguir reduciendo las tasa de referencia, tales como las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la situación de Pemex, los riesgo de que se reduzca la calificación soberana de México y que se pueda perder el grado de inversión.

 Bajo estas circunstancias, la implementación de una política monetaria inclusive más prudente que en meses anteriores es una necesidad

 comentó un subgobernador.

Ello implica no solo desacelerar el ritmo de relajamiento de la política monetaria, sino también reconocer que los márgenes para un relajamiento adicional probablemente ya se agotaron, lo que subraya la conveniencia de iniciar una pausa tras esta decisión.

Otros dicen que todavía hay espacio para reducir

Otro subgobernador consideró que la reducción referida de 25 puntos base beneficiaría a la economía mexicana sin poner en riesgo la estabilidad de precios.

 El ciclo de relajamiento debe desacelerarse, pero hay espacio para continuar, ya que desde varias perspectivas, la flexibilización monetaria aún es insuficiente,

 expone en la minuta.

Expuso que la situación actual, respecto de la crisis de 2009,  la caída del PIB fue de 6.5% en los primeros nueve meses de 2009, mientras que en los primeros seis meses de 2020 se ha registrado una contracción de 10.1%.

“La inflación y sus expectativas tienen actualmente un comportamiento más favorable que hace 11 años”.

Destacó que las expectativas de inflación para los siguientes 12 meses se ubican en 3.58%; mientras que en 2009 se encontraban muy por encima de 4% y llegaron a rebasar 5%.

“La persistencia de la inflación mensual se ha reducido a menos de la mitad del nivel que tenía en 2009, lo que contribuye a prevenir la contaminación de las expectativas”.

Otro integrante coincidió en que el relajamiento monetario debe continuar ante una actividad económica deprimida que enfrenta una recuperación difícil, frágil y que pudiera ser prolongada. Sin embargo, señaló que es aconsejable ajustar su velocidad y poner mayor atención al desempeño de los indicadores económicos en los siguientes meses.