Andrea Deydén
La suerte de ProMéxico está echada: el gobierno de Andrés Manuel López Obrador va a desaparecer al organismo creado hace más de una década para atraer inversiones al país y promocionar empresas mexicanas en el exterior.
De acuerdo con el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, sus funciones serán absorbidas por las embajadas mexicanas, aunque no se han dado a conocer los detalles de cómo planean hacerlo.
“El Servicio Exterior Mexicano va a recuperar muchas de las funciones y facultades que a lo largo del tiempo se le fueron retirando; una de ellas fue la promoción económica y comercial”, declaró Ebrard el 27 de septiembre.
La idea de desaparecer ProMéxico obedece a los altos costos que, en opinión del gobierno entrante, genera la manutención de las representaciones en el exterior.
Sin embargo, esta decisión deja en el aire cuestiones clave como el futuro de los proyectos, los apoyos, las inversiones relacionadas con el fideicomiso y el impacto que tendrán las pequeñas y medianas empresas.
Fuentes del equipo de Ebrard dijeron a EL CEO que también se utilizarán los consulados y los agregados comerciales para suplir las funciones de ProMéxico, además de que se planea crear una unidad estratégica entre la SRE y la Secretaría de Economía, la cual se encargará de buscar nuevas oportunidades de inversión para las empresas mexicanas en el exterior.
¿Adiós al experto?
ProMéxico operaba con 237 empleados en 2016, cuando fue levantado el más reciente Censo Nacional del Gobierno Federal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Ese año, el fideicomiso recibió 1,467 millones de pesos –6.3% más de lo aprobado inicialmente en el Presupuesto de Egresos de la Federación–, con lo que pagó sus gastos fijos y sus actividades de promoción, exportación e internacionalización.
Ese dinero dio frutos, de acuerdo con el informe anual del organismo, el cual señala que al 31 de diciembre de 2016 se comprobó la realización de inversiones por un monto de 10,866.8 millones de dólares, la generación de 41,059 empleos y el pago de 1,002.3 millones de dólares por concepto de remuneraciones.
El monto obtenido se consiguió principalmente por la especialización en promoción y al conocimiento estratégico en los 30 países donde opera ProMéxico, motivo por el cual la atracción de inversiones se vería afectada con su desaparición, consideran expertos.
“El hecho de que dependa de la Secretaría de Relaciones Exteriores y no de la Secretaría de Economía por sí mismo no me parece una mala idea. Lo que sí me parece pésimo es que se pretenda suprimir la actuación de especialistas en comercio e inversión, porque ésta no es propia de la actividad diplomática”, dice Antonio Prida, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) y presidente del Comité de Mediación de la International Chamber of Commerce.
Agrega que los embajadores tienen un entrenamiento político y en cuestiones diplomáticas, pero no son comerciantes ni expertos en una materia.
Aunque hasta ahora se sabe poco de los planes del próximo gobierno, una de las posibilidades que ven los expertos es que las funciones de ProMéxico pasen a manos de los enviados comerciales que ya existen actualmente en el exterior.
Para Federico Rubli, asociado de Comexi y economista de MAAT-Asesores, la posible desaparición del fideicomiso es una medida incorrecta. Dice que existe un know how importante que han adquirido estas personas y que terminará por desaparecer en caso de que se pierda la especialización en promoción que ha tenido ProMéxico.
“Van a batallar mucho para organizarse dentro de las embajadas”, pronostica.
Rubli ve otro problema inminente: la nueva Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, que fue reformada recientemente para topar el salario de los funcionarios a 108,000 pesos, monto que percibirá López Obrador como sueldo.
Al respecto, Antonio Prida consideró que topar el salario de los servidores públicos que viven en el exterior es producto de la falta de experiencia internacional del gobierno entrante.
“Me parece un absurdo y va a imposibilitar el ejercicio de dichas actividades en el exterior; no es lo mismo trabajar en Toluca que en Londres. No se puede pretender pagar salarios en pesos mexicanos topados en el salario del presidente, sin otorgar facilidades adicionales”, explica.
Los especialistas consideran que si bien la labor de ProMéxico es perfectible, se perderán oportunidades de atraer inversión en caso de desaparecer.
“Lo que se está poniendo en juego es dejar de depender económicamente de Estados Unidos”, sentencia Prida, quien considera que las actividades del fideicomiso han abierto la puerta a un escenario de diversificación, que le da a México una mayor capacidad de maniobra en caso de que su principal socio comercial decida dar un nuevo golpe de timón en la relación. Tal como ocurrió con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 2017.
Un ‘nuevo paradigma’ para las exportaciones
Para entender por qué existe ProMéxico, hay que retroceder hasta los primeros meses de la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
“ProMéxico significa la adopción de un nuevo paradigma para la promoción de exportaciones y atracción de inversión extranjera directa, una mejor coordinación y alineación de esfuerzos en materia de promoción con las dependencias del gobierno federal, con el sector privado y las entidades federativas”, dijo el 9 de julio de 2007 Eduardo Sojo, entonces secretario de Economía, durante la presentación del fideicomiso.
En el evento, llevado a cabo en Palacio Nacional se encontraban Calderón Hinojosa, su círculo cercano e integrantes de la cúpula empresarial.
Entre los asistentes destacó la presencia de Valentín Diez Morodo, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, quien calificó al organismo como “una respuesta acorde y oportuna con la situación y los tiempos que vivimos”.
Casi un mes antes, el 13 de junio, el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto para constituir ProMéxico. El fideicomiso, sectorizado de la Secretaría de Economía estaría encargado entre otras cosas de ejecutar acciones de promoción al comercio exterior y de atracción a la Inversión Extranjera Directa (IED), incentivar la actividad exportadora y la internalización de empresas mexicanas, así como brindar asesoría.
Mucho antes del fideicomiso surgió el Instituto Mexicano de Comercio Exterior, que hizo los pininos de promoción de la inversión extranjera durante la administración del expresidente Luis Echeverría (1070-1976). Posteriormente, las facultades de promoción quedaron a cargo del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), encargado de financiar las exportaciones de bienes y servicios al exterior.
Una vez como organismo independiente, ProMéxico –dirigido en un primer momento por Bruno Ferrari García de Alba (2007-2010)– tendría una vida de 50 años, aunque con la opción de cancelarlo en cualquier momento, según lo establecido en el Decreto por el que se ordena la constitución del fideicomiso público considerado entidad paraestatal denominado ProMéxico.
La creación de este organismo no fue un caso aislado en el mundo. Se dio en un momento en el que la tendencia internacional era fundar instituciones especializadas en atraer la inversión exterior. En el caso de ProMéxico, ayudar a los exportadores mexicanos a encontrar su mercado, considera Torres de Politiks.
En la misma década en que nació ProMéxico, otros países también fundaron organismos equivalentes, como The Belgian Foreign Trade Agency (Bélgica, 2002) y el German Trade & Invest (Alemania, 2009). España, Austria, Colombia, Armenia, Hungría e Islandia también cuentan con instituciones homólogas, focalizadas en captar capitales extranjeros.
Los primeros resultados
Desde su puesta en marcha hasta diciembre de 2011, ProMéxico confirmó 233 proyectos de inversión de empresas extranjeras por un monto de 34,172 millones de dólares, señala el Informe de rendición de cuentas consolidado, publicado en 2012.
Las firmas apoyadas pertenecían principalmente a los sectores automotriz y de autopartes, energía, logística, infraestructura y turismo. Destacan Ford, Chrysler, Daimler, Volkswagen, Goodrich XCH Louxembourg y Aernnovay Snecma.
El apoyo en estos sectores se dio “porque se detectó que el sector automotriz podía tener una ventaja en este entorno de apertura y para que se estableciera la inversión extranjera en ese sector”, dice Rubli de Comexi.
Para el cierre de ese mismo año, ProMéxico reportó que los principales países de origen de los proyectos confirmados provenían de Estados Unidos, España, Japón y Alemania, mientras que las entidades federativas destino eran Guanajuato (9.8%), Estado de México (9.4%), Veracruz (9%) y Puebla (8.2%).
En aquel momento, el fideicomiso contaba con 33 oficinas de representación en el extranjero. A estas se le sumaron otras 13, que entraron en funcionamiento entre 2013 y 2018.
“Se decidió abrir oficinas en algunas de las principales capitales económicas y financieras del mundo, incluso en latitudes donde México no tenía participación alguna”, recuerda Prida, quien encabezó la oficina uno de ProMéxico en Europa, además de encabezar las sedes del organismo en Londres, Bruselas, Madrid, Milán, París y La Haya.
El exfuncionario cuenta que, desde el comienzo, las representaciones en el exterior se planearon como estructuras de tres o cuatro empleados, que utilizaban las instalaciones de las embajadas para operar.
“(Las representaciones fueron concebidas como) el punto de contacto para que las empresas mexicanas, principalmente pequeñas y medianas, busquen nuevos mercados de exportación. Se les organizan agendas de negocios, misiones comerciales, participaciones en ferias y seminarios de promoción comercial”, dice.
La Inversión Extranjera directa en los tiempos de ProMéxico
La inversión extranjera directa durante el sexenio de Calderón Hinojosa registró un incremento de 49% al pasar de 10 billones 630,939 millones de pesos en 2006 a 15 billones 817,756 millones de pesos (mdp) en 2012, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.
Sin embargo, el crecimiento no fue constante. La crisis de 2008 en Estados Unidos y los problemas económicos en España ocasionaron que esos dos socios comerciales redujeran su inversión en México, mientras que otros países, como Alemania y Japón, la aumentaron.
Para el último año del gobierno panista, la tendencia alcista se rompió. La IED tuvo una caída de 34.9%, que estuvo relacionada con una caída en los flujos mundiales de inversión extranjera y por la venta de acciones de Santander México por parte de su matriz en España, explicó la Secretaría de Economía en su momento.
En 2013, con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia, la inversión desde el extranjero se elevó a 3.8% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, su mejor año desde 2001 –cuando Citigroup compró Banamex– y la IED equivalió a 623,707 mdp, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía.Parte de esta alza se debió a que AB InBev compró a la cervecera Modelo por 13,248 millones de dólares.
En 2014 se registró una caída en la IED como porcentaje del PIB, explicada en parte por la desinversión de 5,570 millones de dólares de AT&T en el país. Al año siguiente hubo un ligero repunte, el último del sexenio. Desde entonces, la inversión desde el exterior fue retrocediendo.
Fondo ProMéxico: el brazo para atraer inversiones
En contraste con el movimiento de la IED respecto del PIB, que registra alzas y bajas desde 2007, el fideicomiso Fondo ProMéxico tuvo un crecimiento sostenido desde su creación hasta 2012, cuando alcanzó su punto máximo. Posteriormente, su caída ha sido consistente, de acuerdo con los informes de autoevaluación
Fondo Proméxico es la parte del fideicomiso enfocada en incrementar los flujos internacionales de inversión mediante el otorgamiento de incentivos a empresas extranjeras que impulsen el crecimiento económico nacional. Los porcentajes de sus aportaciones se miden con relación a la IED nacional en el mismo periodo.
Los incentivos del Fondo ProMéxico se otorgan directamente a las empresas beneficiarias para las operaciones programadas conforme a un calendario de ministraciones que se entregan previa comprobación del avance en la ejecución del proyecto de inversión, sujetas a disponibilidad presupuestal.
A nivel general, de 2013 a agosto de 2018 Proméxico generó 1,006 proyectos por 85,188 millones de dólares que a su vez lograron 302,000 empleos directos en todo el país.
Entre las firmas que invirtieron con el apoyo del fideicomiso se encuentran la aseguradora Metlife, el importador de cervezas Crown Imports y la firma de manufactura de pinturas para la industria marítima y comercial, Nippon Paint.
“Son labores que hay que hacer, que hay que picar piedra. Los resultados se ven en el mediano y largo plazo”, dice Prida respecto a la existencia de oficinas en países donde México tiene poca presencia.
Los platos rotos los pagarán las pymes
Tras el anuncio de la desaparición de ProMéxico, las pequeñas y medianas empresas son las que sufrirán las principales consecuencias.
Un ejemplo es Tequila La Madrileña, que ha trabajado de la mano de ProMéxico durante cuatro años. En ese lapso recibió asesorías en temas como etiquetado y aranceles para exportar sus productos. Sin embargo, en las últimas semanas sus proyectos se han retrasado por la incertidumbre sobre el futuro de la dependencia.
El emprendedor opina que la desaparición de ProMéxico limitará el avance que ha tenido su tequilera. Actualmente, La Madrileña exporta a Nicaragua y está en conversaciones para entrar a los mercados de Colombia y Perú.
No son los únicos que están en esa situación.
Jorge Salles, de la tequilera jalisciense El Tequileño, asegura que “es muy malo” que ProMéxico deje de operar, ya que ayuda a pequeños y medianos empresarios. Esta empresa todavía no ha concretado proyectos de exportación, aunque asegura que gracias al fideicomiso encontró un cliente extranjero.
Para los expertos representa un tema delicado. Consideran que quienes se verán más afectados son los pequeños y medianos empresarios que comenzaron a exportar recientemente.
En 2017, el fideicomiso tuvo proyectos confirmados de inversión en los 32 estados del país, de acuerdo con sus datos abiertos.
Hasta la fecha, ProMéxico ha asesorado a más de 6,400 empresas, cámaras y asociaciones mexicanas, de acuerdo con datos del organismo.
Agrega que su desaparición cortaría información a las pymes, dejándolas atrás debido a que, en general, las compañías que apenas comienzan a exportar no tienen dinero para financiar servicios de auditoría privada, que en promedio rondan los 5,000 pesos por hora.
La próxima administración contempla la creación de una entidad dedicada a la asesoría de pequeñas y medianas empresas que buscan exportar sus productos o servicios, la cual estará insertada en la Secretaría de Economía, dijo a EL CEO una fuente del equipo de transición.
Sin embargo, se desconoce cómo se llevará a cabo.
La incertidumbre en los procesos a raíz de la disolución del fideicomiso ProMéxico jugará en contra de las empresas y de la inversión al país, estiman los especialistas.
“Habrá una curva de aprendizaje con las reglas de operación. En ese tiempo vamos a perder capacidad de que nuestros pequeños y medianos empresarios vendan su producto en el extranjero”, considera el analista político, Sergio Torres.
“En un nuevo marco de promoción y, en lo que se cambia, podríamos ver una afectación a la cifra de exportación de productos y servicios por esa vía y a la inversión extranjera directa”, agrega Rubli.
“Será una curva de aprendizaje bastante costosa e innecesaria”, advierte.