El acelerado crecimiento de la demanda de conectividad para personas, objetos y hasta ciudades obligará tanto a empresas de telecomunicaciones y tecnología como a gobiernos de América Latina a tener una perspectiva innovadora para promover la inversión en infraestructura digital.

En el marco del Congreso Latinoamericano de Telecomunicaciones (CLT) 2019, Robert Pepper, líder de Global Connectivity and Technology Policy de Facebook, comentó que la importancia en el cambio de visión radica en que la arquitectura de la inversión en redes debe estar enfocada en los datos.

Este nuevo enfoque, si bien garantizaría mayores ingresos para los operadores, comentó Pepper, debería implicar también un mayor y mejor acceso al espectro, con el fin de maximizar el uso de la tecnología en las redes.

“La inversión la limitan los impuestos generales y la regulación de compañías, por lo que es necesario trabajar con otros ‘policy makers’ y analizar lo que están haciendo ahora para lograr el objetivo de conectar en todo el mundo”, dijo.

Sebastián Cabello, experto en políticas públicas digitales, destacó que uno de los elementos que tienen que considerar los gobiernos de los diferentes países es el papel del órgano regulador, pues está limitado en sus competencias para integrarse por completo a la agenda digital.

En ese sentido, comentó que deben establecerse reglas claras pues, si bien un órgano regulador es competente en materia de infraestructura, no tiene injerencia en otros aspectos como datos personales, agenda de ciberseguridad o derechos de autor.

Lo anterior cobra mayor relevancia en un escenario en el que destacará el poder de las principales ciudades de cada país ante la necesidad de un desarrollo tecnológico acelerado.

El gran actor hacia adelante son las ciudades, porque son las que tienen dinero y son las que van a liderar las transformaciones que van querer tener a nivel tecnológico, y eso va a promover que haya inversiones ,

agregó Cabello.

Durante su participación en el panel ‘Agenda pro-inversión para la infraestructura digital’, Óscar León, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (Citel), dijo que se tienen que identificar las modificaciones basándose en una infraestructura digital que sea de innovación.

“Es poder utilizar no solo la tecnología, sino inclusive pensar en otros esquemas que puedan facilitar llegar a sitios más alejados, aunado a una flexibilización regulatoria para tener espectro disponible”, señaló.

Rachel Samren, directora de Asuntos Externos de Millicom, dijo que, ante un entorno en el que cada actor debe jugar diversos roles, es necesario que las discusiones sobre fuentes de ingresos para financiamiento y la ejecución de cambios en la regulación incluyan tanto a las autoridades como al sector privado y la academia.

México, un caso particular

En los últimos cinco años, la inversión en telecomunicaciones tuvo su segundo pico más alto en 2015, año en el que se consolidó la compra de Iusacell y Nextel por parte de AT&T, monto que fue superado al siguiente año, cuando formalmente empezó a ser competencia para Telcel y Telefónica.

Sin embargo, desde 2017 la inversión en el sector cayó drásticamente, lo que los jugadores tanto de telecomunicaciones fijas como móviles han adjudicado al alto pago de derechos por uso del espectro que tienen que desembolsar cada uno de los operadores anualmente.

De hecho, este elemento ha sido un reclamo constante de jugadores como América Móvil, quien ha sugerido que debe de hacerse un ajuste que eventualmente les permita participar en otros proyectos como el de la Red Nacional de Telecomunicaciones, un plan del presidente Andrés Manuel López Obrador que pretende conectar a internet a todo México.