La contingencia por la falta de agua llegó a Ciudad de Cabo en 2018. Tras un año de profundas sequías y acuíferos sobreexplotados, se vio peligrosamente cerca de convertirse en la primera urbe del mundo en quedarse sin agua. 

Ese fue el primer caso, pero puede no ser el único. Las escenas de desesperación por la falta de agua actualmente se viven en la ciudad india de Chennai.

“O ponemos el tema del agua como eje principal en la política o estos casos se irán multiplicando”, advirtió Francisco Lombardo, presidente del Foro Mundial del Agua.

En Latinoamérica, Lima es la que está en mayor peligro, pues es -después del Cairo- la segunda ciudad más grande construida en el desierto. 

A la lista se unen Ciudad de México, pues en los próximos años duplicará su población y ya obtiene agua de cuencas externas; Santiago, en Chile, pues experimenta largas sequías, y Sao Paulo, en Brasil, también por el crecimiento poblacional, dijo presidente de la organización académica internacional. 

Estas ciudades se encuentran ante un horizonte poco tranquilizador, explicó, pues crecen de manera desordenada y no se ha asegurado la cobertura de agua potable a toda la población.  

El crecimiento demográfico exponencial dificulta y encarece la proveeduría de infraestructura, mientras que los movimientos migratorios obligan a las poblaciones a establecerse en zonas donde no existe cobertura de agua potable ni de saneamiento. 

A esto se le añade mayor contaminación por componentes emergentes “para los cuales las plantas de saneamiento no están preparadas”, detalló Lombardo, en entrevista durante el congreso Smart City Expo Latam. 

El principal tema de interés actualmente es la capacidad de reutilización de líquido, destacó, por lo cual la imposibilidad de saneamiento se vuelve un tema de interés mayor.  

Los contaminantes para los que las plantas de saneamiento no están preparados provienen de medicamentos como antibióticos, metales de alta densidad presentes en dispositivos electrónicos y de la agricultura. 

“La agricultura consume entre 70 y 80% del agua dulce del planeta; además, hay una necesidad de explotar la actividad de manera masiva para asegurar la alimentación de la población, lo que hace que se utilicen fertilizantes y pesticidas que terminan en los mantos acuíferos. Así la agricultura es el principal foco de contaminación de agua dulce”, dijo.  

Ante tal escenario, es preciso que se desarrolle tecnología y una industria de empleo verde, opina Carlos Diez, vocero de la misma organización, pues además de ser necesarios para la sostenibilidad de las ciudades en el largo plazo son una manera de comenzar a generar una economía no destructiva con el ambiente. 

“El tema del agua, además de enclavarse dentro de la política pública, hay que hacerlo en la industrial, creemos que este es uno de los sectores  más importantes para la agenda de desarrollo de América Latina”, señaló.

España es el país líder en Europa en reciclamiento de agua y ha logrado generar una industria que emplea a 50,000 personas de manera directa. 

“O ponemos el tema del agua como eje principal en la política o estos casos (de ciudades sin agua) se irán multiplicando”, concluyó Lombardo.