Para Ollamani, la empresa que encabeza Emilio Azcárraga Jean, el futbol y los negocios relacionados son la principal fuente de ingresos con una aportación de 48% el año pasado; esto gracias a la popularidad del Club América, que por mucho es la escuadra del balompié nacional con más seguidores dentro y fuera del país, y que ha sabido capitalizar esta ventaja deportiva con el tricampeonato del futbol mexicano.
En unos cuantos meses, la compañía no solamente consolidó un meteórico avance de sus acciones, sino que anotó varios goles en patrocinio y publicidad. El mes pasado anunció un contrato a largo plazo con la marca deportiva alemana Adidas como patrocinador exclusivo del Club América, luego de más de 25 años de un convenio con Nike, que entra en vigor el 1 de julio del año en curso, y que incluye uniformes y artículos deportivos del club.
Alianza del Club América con Banorte
Luego el naming rights por 126 millones de dólares con Banorte para rebautizar el Coloso de Santa Úrsula como Estadio Banorte; y ahora lo que cocina la administración son los derechos de transmisión de los juegos de las ‘Águilas’ en México donde podría darse una sorpresa, y no solo por el aumento de los mismos alineados a la mayor popularidad del equipo, sino porque sumaría a otros interesados más allá de Grupo Televisa.
Ya se dio un primer paso con el exfutbolista y empresario Miguel Layún, a quien le cedieron los derechos de transmisión en redes sociales de los partidos, pero no de la forma tradicional, sino acotada, porque solo se comentarán los encuentros en vivo, y dicha transmisión se replicará en los canales de Youtube y Tiktok de Televisa.
Sin embargo, un acuerdo más ambicioso en todos los sentidos estaría por llegar para complementar la consolidación del Club América, y sería solo a nivel de México porque para Estados Unidos se mantendrían con TelevisaUnivision, aunque también los comparten con Fox Sports, NBC Sports, y Estrella TV.
Alto costo laboral
A partir de las amenazas de aranceles de 25% a las importaciones mexicanas que lleguen a Estados Unidos, diversos participantes del sector automotriz arrastraron el lápiz para tratar de calcular el impacto final en el precio al consumidor del segundo mercado automotriz más grande del mundo, con 16 millones de unidades el año pasado.
Y de los bancos de inversión y los asesores de las marcas se obtuvo un promedio que va de 3, 500 hasta 5,000 dólares por unidad, que la mayoría de las marcas piensan absorber en beneficio del consumidor.
La decisión busca sustento en una reducción de costos que en primer lugar apunta a las operaciones en México de distintas automotrices que ya comenzó con la cancelación de turnos y el despido de personal que amenaza con acentuarse, lo que puso en alerta a los sindicatos y centrales obreras del país y del exterior.
Recientemente el poderoso sindicato estadounidense United Auto Workers (UAW) se comprometió públicamente a sumarse a las demandas de mejores condiciones laborales para los trabajadores de las automotrices en México, así como trabajar conjuntamente para cerrar la brecha salarial entre ambos países.
Pero ahora, la UAW se enfrenta al dilema de a quién apoyar primero en el marco de la política económica del presidente Donald Trump “Make Great America Again”. La respuesta parece obvia.
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