Andrés Manuel López Obrador mantuvo las plantas Pajaritos y la Cangrejera bajo control del gobierno mexicano, pero si quiere rescatar la productividad de ambas instalaciones, Petróleos Mexicanos (Pemex) debe invertir miles de millones de dólares, consideran expertos. 

El presidente anunció la semana pasada un plan de rescate de la industria petroquímica nacional, que permitirá la participación de empresas particulares en el sector, con excepción de los complejos veracruzanos.

Esta estrategia permite al Estado mexicano mantener presencia en la producción de petroquímicos y sus precursores, pero para tener éxito requiere un gasto que no se sabe si Pemex puede absorber.

“Pemex se quedó con las plantas petroquímicas con mayor potencial del país, pero también con las que requerirán tal vez una mayor inversión. Falta ver si eso lo puede hacer la empresa”, dice Luis Miguel Labardini, socio de la consultora Marcos y Asociados.

Estrategia ‘compartida’

López Obrador anunció el 26 de julio un pacto con el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para rescatar la petroquímica nacional, cuya producción se desplomó a menos de la mitad en los últimos cinco años.

“Se va a permitir que en la petroquímica todo sea inversión privada. Se va a dejar Pajaritos y la Cangrejera como parte de la inversión pública”, anunció el mandatario en la conferencia matutina.

Entre 2013 y 2018 la productividad de petroquímicos en el país cayó 54%, bajo un esquema en el que solo tiene participación Pemex, según el Sistema de Información Energética de la Secretaría de Energía.

Por ahora es imposible calcular los montos de inversión que se requerirán para recuperar los niveles de producción, pero es seguro que para optimizar la Cangrejera y Pajaritos se requerirán “miles miles de millones de dólares”, coinciden los expertos.

“Se necesitan eficiencias muy grandes para generar un mejoramiento de la producción petroquímica y eso solo lo puede dar el sector privado, pero la oportunidad de Pemex de generar valor con las dos plantas es grande”, opina Arturo Carranza, consultor energético de la firma Mercury.

Plantas en terapia intensiva

Las plantas Pajaritos y Cangrejera fueron construidas en la década de 1960 y 1980, respectivamente, como parte de una estrategia para mejorar la producción petroquímica en México. Con las dos plantas en marcha, la industria en México llegó a posicionarse entre las cinco más grandes del mundo, explica Labardini.

Sin embargo, en los últimos años esa productividad cayó a los peores niveles de su historia, de acuerdo con el anuario estadístico de Pemex del 2017.

La Cangrejera es líder de producción de 35 productos petroquímicos como el nitrógeno, oxígeno, octano, la nafta pesada y otros que se utilizan principalmente para la fabricación de plásticos y fertilizantes.

Pero la productividad de este complejo se redujo de 2.79 millones de barriles por día (mbpd) en 2007, a 1.44 mbpd en 2017 y ahora trabaja casi al mismo nivel que la planta Cosoleacaque, la cual tiene solo la mitad de la capacidad de La Cangrejera.

La situación para Pajaritos, que pasó de producir 966,000 barriles por día en 2007 a 481,000 barriles en 2013, se agravó más con la explosión de abril de 2016 que dejó 32 muertos y daños materiales que afectaron las instalaciones a corto y mediano plazo.

Pajaritos fue enajenada en 2013 con un valor de 2,993 millones de pesos, en favor de la química Mexichem, que es propietaria del 55.91% de la producción en arrendamiento, mientras que Pemex es dueño del 44.09% restante.

La IP aprueba el proyecto

Tras el anuncio del plan de rescate de López Obrador, los principales representantes del sector privado se manifestaron con mensajes a favor de la estrategia, la cual consideraron una “señal alentadora” de colaboración con el gobierno.

Gustavo de Hoyos Walther, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) declaró en la quinta entrega de los resultados de los indicadores Data Coparmex que espera que esta señal permita retomar la participación en plenitud de la inversión privada en distintas áreas del sector energético.

Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) coincide en su reporte semanal en que el acuerdo el acuerdo entre la IP y el Estado es un buen síntoma que puede estimular un “mayor ritmo de crecimiento y la generación de empleos de calidad”.

La primera empresa en levantar la mano fue Gas y Petroquímica de Occidente, con una inversión de 1,250 millones de dólares (mdd) para la construcción de una planta para la producción de 800,000 toneladas anuales de amoniaco en Sinaloa, que iniciará en octubre.

En la primera etapa, el complejo producirá amoniaco, pero en 2022 construirá una segunda planta de urea con una inversión de 2,300 mdd y en un tercer momento prevé poner en marcha una fábrica de metanol, en la que invertirá 1,450 mdd, según un reporte de El Economista.