El fabricante de chips Intel nombró a Lip-Bu Tan como su nuevo CEO, en un intento por recuperarse de una tumultuosa racha de cuatro años bajo la dirección de Pat Gelsinger. Tras darse a conocer la noticia, las acciones subieron un 12% en las operaciones posteriores al cierre del mercado, tras culminar la sesión formal con un alza de 4.55%.
Tan se desempeñó anteriormente como director ejecutivo de Cadence Design Systems, empresa que desarrolla software utilizado por los principales diseñadores de chips, incluyendo a Intel y fue integrante de la junta directiva de su nueva firma.
Reemplazará a los codirectores ejecutivos interinos David Zinsner y MJ Holthaus, quienes asumieron el cargo en diciembre tras la destitución de Patrick Gelsinger. Tan también se reincorpora al consejo de administración de Intel.
La reestructura de Intel
Con el nombramiento la compañía pretende darle un cierre a un caótico capítulo, en donde los inversionistas han presionado para que la compañía reduzca costos y escinda negocios ante la caída en las ventas y la incapacidad de sumarse al creciente mercado de la inteligencia artificial.
En las áreas donde tenemos impulso, necesitamos redoblar esfuerzos y ampliar nuestra ventaja. En las áreas donde estamos por detrás de la competencia, necesitamos asumir riesgos calculados para ser disruptivos y dar un salto cualitativo. Y en las áreas donde nuestro progreso ha sido más lento de lo esperado, necesitamos encontrar maneras de acelerar el ritmo
recalcó Tan en el sitio web de Intel.
El complejo escenario en el que se está desarrollando la compañía ha provocado que Tan sea el cuarto CEO permanente de Intel en siete años. Brian Krzanich dejó el cargo en 2018 tras revelarse una relación inapropiada con una empleada y fue sustituido por Bob Swan en 2019, quien dejó la empresa dos años después ante numerosos golpes de la competencia y retrasos en la producción de chips.
Gelsinger asumió el control con un ambicioso plan para transformar el negocio y fabricar chips para otras empresas, además de la suya, pero los ingresos totales de Intel siguieron disminuyendo y los inversionistas mostraron su preocupación ante el requerimiento de recursos para incrementar la producción, incluyendo la construcción de un complejo industrial de 20,000 millones de dólares en Ohio.
Pronósticos débiles
El decepcionante informe de resultados del otoño pasado dejó entrever que Intel podría estar a la venta, despertando el interés de empresas rivales, como Qualcomm. Sin embargo, los analistas han señalado que una opción viable es que escinda su división de fundición o venda su división de productos.
En enero, Intel emitió un pronóstico débil para este año, a pesar de superar las expectativas en ganancias e ingresos. La estacionalidad, las condiciones económicas, la competencia y, más recientemente, los aranceles son los desafíos que enfrentará la compañía.
En noviembre pasado, Intel recibió un duro golpe al ser eliminada del Promedio Industrial Dow Jones y fue reemplazada por Nvidia, el rival que ha mantenido a la empresa en la lona con su desarrollo de inteligencia artificial.
Este fue un factor para que las acciones de Intel perdieran el 60% de su valor el año pasado, mientras que las de Nvidia se dispararon 171%. Al cierre de este miércoles, la capitalización bursátil de Intel era de 89,500 millones de dólares, menos de una trigésima parte de la valoración de Nvidia.
Con información de CNBC
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