Un tribunal británico de apelaciones abrió este viernes la puerta para que Julian Assange fuera extraditado a Estados Unidos al anular la decisión de un tribunal inferior de que la salud mental del fundador de WikiLeaks era demasiado frágil para resistir el sistema de justicia penal estadounidense.

Washington quiere juzgar al fundador de WikiLeaks por las filtraciones de unos 700,000 documentos diplomáticos y militares secretos, relacionados principalmente con las guerras dirigidas por Estados Unidos en Afganistán e Irak. 

En primera instancia, la jueza Vanessa Baraitser bloqueó la extradición en enero, al considerar que Assange, de frágil salud mental, podría cometer suicidio si era entregado al sistema judicial de EU. 

Pero los abogados de Washington apelaron la decisión y en octubre argumentaron que Baraitser no había dado suficiente importancia a otros testimonios de expertos sobre su estado psicológico. 

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Además, garantizaron que no se mantendría al australiano, de 50 años, en aislamiento punitivo en una prisión federal de máxima seguridad, y que recibiría un tratamiento médico adecuado. 

Este viernes, el tribunal de apelaciones de Londres les dio la razón, anulando la sentencia previa, por considerar que “Estados Unidos ha proporcionado ahora al Reino Unido un paquete de garantías” y subrayando que Washington accedería a trasladarlo a Australia si es condenado.

Ordenó así que, sin más exámenes, el caso sea enviado al ministerio del Interior, quien tiene la última palabra sobre toda extradición.

Sin embargo, los abogados de Assange anunciaron que apelarán al Tribunal Supremo británico y a cortes internacionales si es necesario.

“Agotaremos todos los recursos nacionales e internacionales para defender a quien no ha cometido delito alguno y ha resistido heroicamente y con coraje durante más de once años la persecución por defender la libertad de expresión y acceso a la información”, aseguró el exjuez español Baltasar Garzón, coordinador internacional de la defensa de Assange.

Hasta 175 años de cárcel

El caso de Assange se ha convertido en causa para los defensores de la libertad de expresión, para quienes WikiLeaks tiene los mismos derechos que otros medios a publicar material secreto, si es de interés público. 

Pero el gobierno estadounidense, que lo ha acusado de 18 cargos que incluyen espionaje, afirma que Assange no es periodista sino pirata informático y la divulgación de documentos sin editar puso en peligro la vida de sus informantes.

Si es extraditado, podría ser condenado a un máximo de 175 años, aunque la sentencia exacta es difícil de calcular. 

Como en vistas previas, seguidores de Assange se manifestaron ante las puertas del tribunal agitando pancartas que exigían su liberación inmediata. 

El australiano lleva recluido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, cerca de Londres, desde que en abril de 2019 fue detenido por sorpresa dentro de la embajada ecuatoriana después que el entonces presidente Lenín Moreno le retirara el asilo concedido por su predecesor Rafael Correa.

Con información de AFP