Las ventas de automóviles bajan en China, pero el Hongqi o Bandera Roja, el sedán nacional por el que Mao Zedong sentía predilección, prospera gracias a las compras de las administraciones públicas, de empresas y patriotas.

Mao y otros dirigentes del Partido Comunista Chino circulaban en uno de estos coches de alta gama, de parrilla cromada y emblema rojo, símbolo del país y del partido en el poder. Casi siempre son negros y con los cristales ahumados.

Ahora el “Hongqi” (Bandera Roja en chino) vuelve a vivir horas de gloria desde que Xi Jinping, lejano sucesor del Gran Timonel, promueve la autonomía económica.

A primera vista, en las avenidas de las grandes ciudades chinas estos coches escasean en comparación con los BMW y los Mercedes. En realidad las ventas se disparan.

Últimamente las compañías aéreas públicas, los bancos, las empresas de telecomunicaciones y las del sector industrial compran estos vehículos.

Air China lanzó en octubre una licitación para adquirir sus primeros sedanes H7, cuyo precio inicia en 250,000 yuanes (36,000 dólares).

 

Hongqi, propiedad del grupo empresarial público FAW, recibe el apoyo del estado a pesar de los anuncios de Xi Jinping en favor de una mayor apertura de la economía china y un entorno más igualitario para las compañías extranjeras.

“En las empresas estatales, hay que conducir automóviles fabricados por el estado”, estima Li Gang, quien coordinó la compra de un Bandera Roja para China Unicom en la provincia de Henan.

“Es un tema de imagen, sobre todo cuando el dirigente va en coche a las reuniones. Antes sólo teníamos Toyota o Hyundai, pero conducir un Hongqi lo cambia todo”, explica.

China 2025

Poco después de su llegada al poder en 2012, Xi instó a los altos funcionarios a evitar viajar siempre “en coches extranjeros”.

Las provincias dictaron normas en beneficio de los coches “fabricados en el país”, como Hongqi, resucitado en 2012 por FAW y que poco a poco sustituyó a los Audi negros tan de moda entonces entre los altos cargos. Por cierto, eran Audi fabricados por el mismo Faw en asociación con Volkswagen.

Hongqi H7
Hongqi H7. (Foto: FAW)

Durante los diez primeros meses de 2018, las ventas de los Hongqi subieron 662% en cifras interanuales alcanzando los 23,838 automóviles según la empresa. Y eso que, por primera vez en décadas, este año se prevé una bajada de las ventas de vehículos.

Las nuevas normas permitirán progresivamente a los fabricantes extranjeros subir a más del 50% en las coempresas pero esto no cambiará forzosamente la preferencia por el “made in China”.

El gobierno chino lanzó en 2015 un plan llamado “Fabricado en China 2025” para convertir el país en un líder tecnológico mundial, tanto en robótica como en telecomunicaciones o en vehículos de energías nuevas. El plan llama a los fabricantes chinos a controlar 80% del mercado de los vehículos eléctricos de aquí a 2025.

Patriotismo sobre ruedas

Los particulares también se dejan seducir por el argumento del “fabricado en China”.

Yuan Peiye, presidente del “Seminario nacional antijaponés Jin-Cha-Ji”, cambió recientemente su Audi por un Hongqi, porque es un “símbolo de patriotismo”, explica.

“Cuando lo conduzco me siento bien, orgulloso, sin el bochorno que sentía conduciendo un coche extranjero”, añade Yuan, de 54 años.

“En el corazón de nuestro pueblo, nada puede sustituir al Hongqi”, asegura el secretario del partido en el FAW, Xu Liuping. Es un “sentimiento nacional profundo”.

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