El gobierno de Ecuador llegó a un acuerdo preliminar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ampliar de 4,200 millones a 6,500 millones de dólares el plan de apoyo a reformas del país sudamericano, mientras Argentina prepara el final del proceso de reestructuración de su deuda.

Esto le permitirá a la tercera economía más grande de Latinoamérica atender la deuda que tiene con organismos multilaterales, en particular el Fondo Monetario Internacional, al que debe unos 44,000 millones de dólares con vencimientos que comienzan en septiembre de 2021.

Ecuador recibirá 6,500 mdd

“El personal técnico del FMI y las autoridades ecuatorianas han llegado a un acuerdo (…) para apoyar las políticas económicas de Ecuador con un acuerdo de 27 meses en el marco del Servicio Ampliado del FMI (SAF) de aproximadamente 6,500 millones de dólares”, informó el FMI en un comunicado.

Este tipo de asistencias, de más largo plazo que los más conocidos programas stand-by, permiten al FMI apoyar a los países en la implementación de “reformas estructurales” y tienen un periodo de reembolso más largo.

El FMI prevé que Ecuador, un país productor de petróleo con una economía dolarizada, sufra una contracción de su Producto Interno Bruto (PIB) de 6.3% en 2020, debido al efecto de la pandemia.

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, celebró en Twitter el acuerdo preliminar.

“Llegamos a un acuerdo técnico con el @FMInoticias para acceder a 6,500 millones para protección social y reactivación”, escribió.

El FMI señaló que el nuevo programa busca “proteger la vida y los medios de vida de la población y restaurar la estabilidad macroeconómica”, además de “garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas y fortalecer las instituciones nacionales para sentar las bases de un crecimiento sólido, duradero e inclusivo”.

El FMI apoyó a Ecuador en la negociación para reestructurar unos 17,400 millones de dólares de su deuda con acreedores privados, que concluyó a principios de agosto.

Argentina, a la espera del resultado final

Argentina llega al final del proceso de reestructuración de su deuda, con el vencimiento del plazo para adherir a la oferta de canje de unos 66,000 millones de dólares a la que espera se sumen los principales acreedores.

“Tenemos altísimas expectativas en el número de acreedores que entren al canje”, adelantó Sergio Chodos, representante argentino ante el FMI.

“Estamos calmando el frente externo para tener un frente interno viable. Hay que concluir la negociación con el FMI para empezar otra con el Club de París, que vence en mayo y tampoco es afrontable (sic) en estas condiciones”, declaró Chodos en una entrevista radial.

A una primera oferta presentada el 16 de abril y que fue rechazada por la mayoría de los acreedores, Argentina hizo luego dos enmiendas, la más reciente el 4 de agosto con la cual consiguió la aprobación de los principales fondos de inversión, con cerca de la mitad de los bonos en su cartera.

La propuesta argentina pasó de pagar un promedio de 39 dólares por cada 100 a 54.8 dólares por cada 100. El canje incluye bonos emitidos en anteriores reestructuraciones de 2005 y 2010 y otros títulos colocados a partir de 2016.

Aunque la oferta cierra este viernes, los resultados no se conocerán hasta el lunes. Los bonos de 2005 y 2010 requieren de una adhesión de 85% de sus titulares, mientras que los emitidos a partir de 2016 tienen una exigencia menor, de 66%.

De lograr un canje exitoso, Argentina quedará fuera del default en el que incurrió desde mayo, al incumplir primero con el pago de 500 millones de dólares en intereses de tres de los bonos sujetos al canje y después con 600 millones más en intereses de otros dos papeles.

“Arreglar la deuda es una condición necesaria, pero no condición suficiente para empezar una reactivación económica”, opina la economista Marina Dal Poggetto, de la consultora EcoGo.

Es la novena vez en su historia que Argentina, integrante del G20, cae en cesación de pagos.

Argentina anunció esta semana el inicio de conversaciones formales para un nuevo programa crediticio con el FMI, en reemplazo del acuerdo stand-by suscrito en 2018 por unos 57,000 millones de dólares.

Al asumir la Presidencia en diciembre pasado, Alberto Fernández dejó en suspenso ese acuerdo stand-by y renunció a los tramos pendientes del convenio por considerar que la deuda argentina no era sustentable.

“Ahora tenemos que pedirle plata al FMI para pagarle al FMI. De otra forma es impagable”, comentó Chodos.

Argentina se encuentra en recesión desde 2018 y su economía sufrirá aún más este año por efecto de la pandemia del COVID-19, con una contracción de 9.9% según las más recientes previsiones del FMI.

Con información de AFP