Los principales líderes mundiales dieron la bienvenida al príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, en la cumbre del G20, evitando aislarlo (en su mayor parte) en este viaje, el primero que realiza desde que el periodista Jamal Khashoggi fue asesinado en el consulado de Estambul.

Más temprano, el príncipe Mohammed fue situado en un costado durante la “foto de familia” oficial de los líderes mundiales presentes en el encuentro y fue bastante ignorado. Después salió rápidamente del lugar sin estrechar la mano ni hablar con el resto de los presentes.

Pero posteriormente, al príncipe, de 33 años, se le vio conversando con el presidente Donald Trump y con su hija Ivanka y estrechó manos con el mandatario francés Emmanuel Macron.

El saludo más efusivo lo recibió del presidente ruso Vladimir Putin, al encontrarse para la foto de familia de la cumbre que se realiza este fin de semana en Buenos Aires, en medio de versiones de que ambos países han llegado a un acuerdo para recortar su producción petrolera.

Las imágenes de ambos, sonrientes, chocando palmas y dándose un fuerte apretón de manos, se hizo viral en pocos minutos.


Rusia ha evitado las críticas contra Arabia Saudita o el príncipe por la muerte. Putin dijo en octubre que no tenía información sobre el asunto y que Moscú no tensaría sus relaciones con Riad por esta causa.

El presidente de México Enrique Peña Nieto, en el último día de su mandato, también compartió unos momentos con el príncipe saudí, destacó el ministerio de Asuntos Exteriores saudí.

En un breve intercambio, Macron expresó a Salman el deseo de los europeos de que expertos internacionales participen en la investigación del asesinato del periodista. También hablaron sobre “la necesidad de una solución política” en el conflicto de Yemen, según la presidencia francesa.

Macron vio a Salman y “quiso acercarse y tener con él una conversación muy franca y firme”, indicaron fuentes de la presidencia francesa, al referir que también abordaron el tema de los precios del petróleo y el papel de Arabia Saudita en su evolución.

Casi en seguida, medios sauditas difundieron un video de Macron, con semblante serio, y Salmán, sonriente. “Está allí, no vamos a jugar a las escondidas. No hay complacencia sino franqueza. Las cosas se dirán”, enfatizó la presidencia francesa al precisar que “ningún otro encuentro” está previsto entre ambos.



En la reunión que sostuvo la primera ministra británica, Theresa May, con Salmán le pidió que tomara medidas para evitar futuros incidentes como el asesinato de Khashoggi.

“Arabia Saudita tiene que garantizar que la suya será una investigación completa, creíble, transparente, y que se podrá tener confianza en sus resultados así como en que los responsables rendirán cuentas”, dijo May en comentarios previos.

Khashoggi, un periodista crítico de Riad y quien era columnista del diario The Washington Post, fue asesinado el pasado 2 de octubre en el consulado saudita de Estambul. Riad niega que el palacio haya autorizado el crimen, pero un análisis de la CIA filtrado por la prensa estadounidense señaló como último responsable al príncipe heredero.

Sin embargo, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo dijo que no hay evidencia directa que vincule a Salmán con el crimen, mientras Trump refrendó su respaldo al príncipe saudí.

“Yo creo que leí todos los informes de inteligencia que llegaron en las últimas horas. Los leí todos. No hay ningún elemento directo que vincule al príncipe heredero con la orden dada de asesinar a Jamal Khashoggi”, dijo Pompeo a la prensa en Washington tras una audiencia a puerta cerrada en el Senado hace dos días.

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