El 2021 podría ser recordado como un año clave en el que se definió no solo el rumbo de la sostenibilidad de las finanzas públicas del país, sino también como un año en el que se planteó un programa para la reactivación económica y salir del crecimiento estancado del 2%.

Sin embargo, la idea de una reforma fiscal integral, progresiva y consensuada se torna cada vez más lejana ante las elecciones intermedias y por la relación tensa que todavía existe entre el gobierno y la iniciativa privada, coincidieron especialistas consultados por EL CEO.

Soy escéptico de que habrá una reforma fiscal para este 2021, quizá se haga una chiquita, pero no una a fondo que fuera progresiva y que fortalezca los ingresos a través de cambios en las tasas de predial y eliminar exenciones fiscales

 dijo Juan Carlos Moreno-Brid, profesor de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

 Mientras no se perciba una agenda nacional de desarrollo donde exista una relación compartida entre el sector público y privado, “será difícil que se revise la estructura tributaria y el Pacto Fiscal”, remarcó quien también cuenta con doctorado por la Universidad de Cambridge.

Si se hace una reforma fiscal estaría más enfocada a hacer cambios estructurales en el Código Fiscal de la Federación en vez de elevar o crear nuevos impuestos,  dijo el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio ,durante la presentación del reporte trimestral de finanzas y deuda pública.

El problema de no hacer una reforma fiscal integral es que el resto del sexenio de López Obrador será muy complicado en materia de ingresos para la inversión, educación y salud, comentó el director del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP), Héctor Villarreal.

Creo que sí vamos por una reforma tributaria que se irá materializando después de las elecciones. Quizá no suban impuestos, pero quizá sí presionen a estados para que se pongan las pilas con prediales y una tenencia generalizada

consideró el doctor en Microeconomía Aplicada por la Universidad de Wisconsin-Madison.

Crece brecha entre ingresos y gastos

La brecha entre los ingresos presupuestarios del sector público y el gasto se redujo en 2019, respecto del 2018, pero se acentuó en 2020, dejando un déficit presupuestario de 660,082.5 millones de pesos, el más alto desde 2015. 

Para el director del CIEP, la reforma fiscal empezó en 2016 con el gobierno de Enrique Peña Nieto cuando se realizó un ajuste del gasto para paliar las caídas de los ingresos petroleros.

Después, el gobierno de López Obrador realizó diversos cambios como en la Ley de Salud y pensiones, lo que representa una reforma fiscal en un sentido más amplio, detalló.

En dado caso de que se realice una reforma fiscal o cambios en el Pacto Fiscal sería ideal contar con un Consejo Fiscal que ayude al análisis técnico de la situación de las finanzas públicas, agregó Moreno-Brid.

Dicho consejo podría depender del Legislativo, pero sin estar sujeto al partido político dominante; ayudaría a aprovechar las bajas tasas que hay en el mercado para endeudarse y poder sacar una  política fiscal contracíclica

El SAT no debe confiarse 

La estrategia para acabar contra la evasión y la elusión fiscal es buena y ayudó a mejorar los ingresos tributarios. No obstante, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) no debe confiar en que siempre tendrá estos recursos. 

Esta estrategia tiene sus límites, son ingresos no recurrentes y que por tanto no vas a tener siempre

 indicó el jefe de la América Chambers en México, Luis Foncerrada.

Durante 2020, los ingresos tributarios fueron de 3.33 billones de pesos, el 61% provino de la recaudación a Grandes Contribuyentes del sector público y privado, de acuerdo con datos de Hacienda.

Los Grandes Contribuyentes del sector privado aportaron con un total de 1.92 billones de pesos, mientras el sector público aportó 124,088.5 millones de pesos.


 

Gastos fiscales, en la mira

Si el gobierno federal busca mejorar su capacidad de ingresos debe hacerlo a través de cobrar el IVA alimentos y medicinas, expuso Foncerrada, doctor en Ciencias Económicas de la UAM. 

Si se quitara el IVA a alimentos y medicinas, el gobierno podría obtener ingresos adicionales que representen 1.06% del PIB, según el Presupuesto de Gastos Fiscales 2020.

De no hacerlo, vamos a seguir subsidiando brutalmente a los grupos de mayores ingresos como lo hemos venido haciendo desde que se modificó el IVA

 comentó Foncerrada.

 

Foncerrada aclaró que para no afectar a las personas de menores ingresos, el IVA se debería aumentar justamente a los deciles de la población que perciben mayores ingresos.

Moreno-Brid, Villarreal y Foncerrada coincidieron en que si no se realizan cambios en la estructura tributaria, el combate a la pobreza y a la desigualdad que existen en país continuarán creciendo y por tanto, la población mexicana quedará estancada y sin movilidad social.