La confianza de los mexicanos está supeditada al futuro que tomará el país, con las elecciones presidenciales en puerta. Las perspectivas de los hogares sobre la economía nacional y familiar dibujaron un escenario pesimista durante febrero pasado.

El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) cayó 0.08% en el segundo mes de 2024, respecto a enero pasado, de acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Esta disminución, que denota pesimismo entre los integrantes de los hogares, se dio tras un aumento de 0.59% en el primer mes de 2024, aunque 2023 cerró con una baja de 0.82%; es decir, el promedio mensual del último trimestre resultó en un retroceso de 0.10%.

La confianza de los consumidores es fundamental para el crecimiento del consumo, ya que refleja que tan dispuestas están las personas a gastar en bienes y servicios (…) una baja confianza puede llevar a una reducción del gasto, lo cual termina frenando el crecimiento económico

detallaron analistas de Banco Base en una nota.

Presente optimista

De los cinco indicadores del ICC, tres mostraron crecimientos mensuales durante febrero pasado, los cuales hacen referencia a la situación económica actual del hogar y del país, respecto a la de hace un año.

Lo anterior significa que los consumidores reconocen que la economía hoy en día tanto del hogar como de México es mejor en comparación con la de hace 12 meses.

Esto se sustenta en una menor inflación anual, las remesas, las transferencias gubernamentales, el bajo desempleo, el optimismo por el nearshoring y el alza en el salario mínimo.

Elecciones en México, las preocupaciones

Sin embargo, el pesimismo se observó en los indicadores correspondientes a la condición económica futura. Las bajas se dieron en la condición económica del país dentro de 12 meses, respecto a la actual situación (1.18%) y la situación económica esperada del hogar dentro de 12 meses, respecto a la actual (0.36%).

La desconfianza proviene principalmente del rumbo que tomará el país en las próximas elecciones, haciendo hincapié en la duda que surge si continuarán los programas federales y los incrementos anuales al salario mínimo.

También se suma la incertidumbre por la dirección que tendrá la inflación, particularmente en alimentos -consecuencias de la sequía a nivel nacional-, y de cuánto disminuirán la tasa de interés.

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